Al salir del lugar la fuerte brisa golpeó mi rostro con fuerza, haciéndome cerrar los ojos y que mi cabello se moviera en ondas. Las ganas de vomitar por el ajetreo y la emoción me invadían, y el constante golpeteo de mi corazón a causa de la emoción y adrenalina no ayudaba.
Solo podía pensar en que había besado a Alejandra, sin importar los tropiezos y mi manera torpe de caminar lejos de aquel lugar en caso de que Alejandra saliese de él me detenía. Tenía que salir de allí, alejarme de ella, no soportaría su rostro de posible asco y desaprobación para luego oír un autoritario "está despedida"
¡Dios! Gracias porque es viernes.
Al creer ya estar lo suficientemente lejos del lugar paro mirando de lado a lado las vías transitadas buscando algún taxi libre. Las luces me ciegan un poco pues, realmente había bebido, no lo suficiente como para no tener consciencia de lo que hacía pero si para estar un poco mareada.
Definitivamente estaré de la mierda mañana en la mañana. Estar en una zona llena de bares y discotecas era de gran ventaja pues había bastantes taxis a la disposición de personas borrachas sin sus 5 sentidos o, por otro lado, escapando de la jefa que acaban de besar, el caso es que estaban disponibles.
Trato de llamar alguno pero ninguno se detiene, genial todos están llenos. ¿Por qué tantas personas se van antes de las 3 a casa?
Camino un poco más tratando de alejarme del ruido y las luces que lo único que logran es marearme y desorientarme más de lo que me creo capaz de soportar. Después de unos 5 minutos esperando, logre detener un taxi, rápidamente subí dándole la dirección de casa, asegurándome de no tropezar las palabras a causa de la adrenalina que recorría todo mi cuerpo.
Leo me va a matar, es lo que me repito mentalmente tratando de vaciar mi cabeza de todo lo que ha pasado esta noche. A Leo no le gusta verme así de mal, cree que no soporto bien el alcohol y al día siguiente solo pienso en darme un tiro, que por supuesto, no es una mentira, pero esta noche simplemente no podía detenerme, mucho menos con aquella agradable compañía. ¿Que se supone que haga el lunes cuando, sin lugar a dudas, debo encontrarme con ella?, ya tendré tiempo de empacar mis cosas del trabajo en una caja y decirle adiós al único empleo que en mucho tiempo realmente me ha permitido desarrollar adecuadamente mi labor.
Mi cabeza es realmente todo un lío. Con el alcohol, los pensamientos sobre Leo y los hechos recientes. Todo llegaba como un balde de agua fría. Me sentía ahogada en tantos pensamientos, agobiada, pero claro está que eso no quitaba para nada la emoción grandísima que sentía. Quitando todas las dudas y el futuro despido, el recordar la sensación de aquellos dulces y suaves labios, mi corazón sin duda había comenzado a golpetear muchísimo más rápido y fuerte, podía sentir como alocadamente pedía salir.
Llevé los dedos a mis labios como acción de reflejo, cerrando los ojos y recordando la sensación aun latente. Era increíble como a pesar del ruido solo podía recordar su respiración levemente agitada, como todo se había detenido y solo podía centrarme en ella, en sus labios, su olor, en ella.
Ni siquiera la primera vez que había besado a Leo había sentido esa pequeña (gran) electricidad recorriendo mi espalda y la emoción tan a flor de piel. Claro que me había emocionado demasiado con aquello, Leo había sido mi flechazo, pero era una emoción distinta, llena de adrenalina, saber que estaba mal porque era una chica, porque era mi jefa, porque tenía a Leo.
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En menos de lo que pensé ya estaba en casa. Le pagué al taxista y bajé, de nuevo el aire me dio un gran golpe en la cara, la madrugada estaba helada. Me acerco a la casa y busco en mi bolso las llaves, y claramente no las encuentro tanto por el revuelto en mi cabeza como por la poca luz proveniente de los faroles en la calle y tengo que sacar todas las cosas que se encuentra adentro, lo que no esperaba es que Leo me abriera la puerta con una taza de café en la mano, no dijo nada solo me indico con la cabeza que entrara. Sonreí entrando rápidamente y notando al instante el cambio de clima y el olor a café inundo mis fosas nasales haciéndome sonreír.
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¡¡No me gustan las mujeres!!
Ficção AdolescenteMelisa, una joven con una vida común y corriente llega a trabajar en una empresa bastante conocida, en donde busca desempeñar adecuadamente sus estudios, su empresa soñada. Su vida siendo rutinaria pero definitivamente no aburrida gracias a su prome...