Mentira tras mentira

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-Amor, sigues distraída -sonríe y me mira - te traje medicamentos para aliviar el dolor de cabeza y el desayuno, primero come y luego van las pastillas ¿vale?

- Está bien, gracias - sonreí un poco, el dolor de cabeza era más fuerte de lo que recordaba, tantas cosas rondando en mi mente junto al alcohol era la peor combinación existente.

-Si quieres te doy el desayuno, como la linda y pequeña bebé que eres.

-No me llames así, por favor – reí - y no hace falta, yo puedo sola, no te preocupes de más, cariño.

-Si tú lo dices, entonces iré por unas toallas y el agua tibia para tu cabeza, ¿qué tal te de fiebre? - sale de la habitación de nuevo sin esperar una respuesta. ¿Fiebre? ¿Cómo podría darme fiebre? Tan sobreprotector y exagerado como siempre

Miro la comida, seguro debe estar deliciosa, pero en este momento no quiero comer, desobedezco a Leo y me tomo primero las pastillas, entre más rápido desaparezca el dolor mejor para mí. Finalmente me decido por comer lo que Leo preparó, después de todo se esforzó y no lo puedo dejar a un lado.

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- ¿seguro estas bien? No te ves como si solo tuvieses un dolor de cabeza amor - preguntó de pronto Leo mientras limpiaba mi boca con una de las servilletas. Realmente me trata como si fuese un bebé indefenso, o alguien sin brazos. Pero definitivamente no como si tuviese un simple dolor de cabeza.

- Pues sabes que no tomo muy seguido amor, es solo eso, tal vez me está afectando más de la cuenta - reí un poco y volví a tomar del jugo, después de todo no era tan malo tener un mayordomo personal.

¿Qué más podia decirle? ¿Qué me estaba volviendo loca porque no sé qué siento por él desde hace unos días? Por supuesto que no. Y mucho menos le diría que tenía una especie de batalla interna a causa de que había besado a mi jefa. En resumen, no le podía contar absolutamente nada.

- Ya veo amor, podemos simplemente tener un maratón de películas hoy, así puedes descansar - sonrió y se acercó para besar mi mejilla y tomar la pequeña bandeja llena de platos sucios y posteriormente salir de la habitación.

Verlo portarse tan amable como siempre simplemente hace que mi estómago se retorciera un poco gracias a la culpa. Me sentía tan mal, pero realmente no entendía como aun deseaba estar con Alejandra, que me diera una de esas lindas sonrisas que aceleraban mi corazón y me abrazara para poder sentir más de cerca su delicioso perfume.

¿Por qué ella? ¿Porque de repente aquella inexplicable y tan fuerte atracción? Aunque claramente, es una mujer demasiado bella, pero no había algún sentido. Según yo, toda mi vida me han gustado los hombres, obviamente, de vez en cuando me fijaba en la apariencia de una que otra chica, ya fuese para resaltar que su cabello era realmente lindo, que vestía bien o simplemente que se veía bien, bonita, nada fuera de lo "normal". Hasta Alejandra

Algo pasaba con ella, con su presencia, sus acciones, ese algo causaba estragos en mí.Tanto así como para tenerme en este estado tan lamentable y confuso.

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El resto de la mañana me quede en cama, Leo no me dejo salir sino solo para bañarme y además, si saliera no sabría ni que hacer. Reviso mi celular mientras una película a la que ni estoy prestando realmente atención se reproduce, esperando mientras revisaba cada minuto si me llegaba un mensaje de despido o algo por el estilo.

¡¡No me gustan las mujeres!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora