No quiero pelear más

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Pasó un largo tiempo y solo pudimos quedarnos en silencio, realmente me sentía mal, mi corazón se sentía estrujado en mi pecho. Pero tampoco podía simplemente echarla por mi inestable estado emocional, la había invitado a comer después de todo.

Me separé de su abrazo justo cuando pude oler que la carne ya estaba en su punto, ella por su parte volvió a su puesto sin soltar alguna palabra más. Supongo por miedo a dañarme con sus palabras, pero no lo haría. La que no estaba haciendo las cosas bien era yo.

Traté de concentrarme únicamente en la comida y de verdad me encontraba tan concentrada que me corté justo cuando acababa de terminar con un tomate para el guiso de la carne.

Alejandra se puso de pie yendo hacia mí enseguida encontrándose con la pequeña herida en mi dedo anular. Nada realmente importante, solo un poco de ardor.

-Déjame ayudarte – me pidió antes de tomar el cuchillo de manera profesional y comenzar a cortar los vegetales faltantes mientras me quedo atentamente observándola desde el puesto donde ella estaba antes. Definitivamente era mucho mejor que yo en el área de la cocina, apenas acabó de cortar me regresó el cuchillo mientras sonreía amablemente

-Gracias - ella solo asiente y me deja terminar con la labor.

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Más tarde el olor al estofado de carne inundaba todo el departamento.

-Realmente huele delicioso - dijo mientras dejo la olla con cuidado en la mesa para que así pueda servirse lo que desee, era bastante gracioso como me transportaba en aquella silla alta con rueditas que había dejado Leo para mí en caso de que estuviese muy cansada. En su momento había dicho que era ridículo y que no la necesitaría para nada.

Bueno, ahora me tragaba mis negaciones junto a mi orgullo porque estar en aquella silla era de lo más cómodo y me facilitaba hacer varias cosas.

-Gracias por la comida – agradece con una sonrisa mientras destapo la olla y dejo que decida cuanto desea servirse.

-Lamento lo de la cocina - me disculpo mientras juego un poco con la comida que ya estaba en mi plato, avergonzada.

-No te preocupes - niega con la cabeza - también discúlpame por haber actuado así sin contarte lo que pasaba.

-Estabas en tu derecho, es comprensible que tengas todas esas dudas – le respondí enseguida.

-Ya, solo dejémoslo pasar, vine para ver cómo te encontrabas, no para que peleemos más, que por cierto lamento mucho hacerte caminar tanto ayer y hacer como si no me importara, sabes lo mucho que me preocupas.

-Debo admitir que ayer estaba más preocupada que enojada por tu comportamiento, pero ahora que lo entiendo no hay nada que justificar, tranquila.

Pasamos la comida hablando un poco de todo, riendo y bromeando. Como cada vez que hablaba con ella o simplemente estaba junto a ella, estaba pasando un momento genial y animado.

-Quédate un rato más - pedí en cuanto salió de la cocina tras llevar los platos sucios.

-Tu eres la que está incapacitada, no yo y tengo trabajo que hacer - se excusó.

-solo un rato, ¿por favor? - le pedí una vez más, no podría darme por vencida tan pronto.

Miró la hora rápidamente en su celular, mirando de nuevo hacia mí y de vuelta al teléfono, finalmente suspirando rendida.

¡¡No me gustan las mujeres!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora