Capítulo 11

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Royce

He despertado muy temprano y luego de preparar algo de desayunar salgo a observar el paraíso que tengo ante mis ojos; la playa solitaria a esta hora de la mañana es un espectáculo. Me siento en la orilla y acomodo la guitarra sobre mis piernas ya que necesito distraerme e inspirarme. Toco varias notas para dar con las indicadas y muchas ideas llegan a mi mente.

—Anoche fuiste descortes —escucho la voz de Marcos y lo ignoro—. Has sido muy grosero con Jennifer.

—¿Qué? —dejo de tocar.

—No porque tu mujer haya decidido cancelar la boda a pocos días de la misma quiere decir que debas tratar a todas iguales.

—¿Vas a seguir, Marcos? —volteo los ojos—. No vine aquí para hacer amistades.

—No, pero tampoco me has hablado acerca de la casa.

—Marcos, eres mi abogado y eso no te da derecho a meterte en mis asuntos ¿bien? —me pongo de pie— y si tanto te cae esa chica, entonces ve y aprovéchala.

—No creo que yo quiera pasar un día más aquí. He tomado una decisión.

Vuelvo al compartimiento para cambiarme y nadar un rato, pero cuando estoy por desvestirme entra una llamada a mi móvil.

—Hola Royce —saluda en voz baja—. Disculpa si te he molestado con mi llamada pero quería saber cómo estás después de todo.

—Verónica, estoy muy bien, comenzando a procesar todo. ¿Tú cómo estás?

—Verás Royce —no sé si son ideas mías pero la escucho sollozar—, yo...

Observo a Marcos recoger algunas de sus cosas que yacen regadas en la pequeña sala y guardarlas en su morral.

—Verónica, debo cortar.

—¡No Royce! ¡Escuchame por favor!

—Te hablo después, adiós —y sin escuchar más corto la llamada—. ¿Qué haces?

—Soy tu abogado solamente ¿no? Entonces no tengo nada qué hacer aquí, salvo escuchar las idioteces que dice mi cliente amargado y despechado.

—Marcos... —digo de manera amenazante— no puedes irte.

—Pero lo haré.

—¡No! —alzo la voz—. Estamos aquí porque vine a ver esta casa y así comenzar el proceso de compra...

—Has venido a inspirarte y escribir, además de ver todo esto.

Termina de recoger sus cosas, y sale para dirigirse al auto.

—Bien ¡vete! —alzo la voz— ¡termina de irte!

—Nos vemos —se despide. Después sube a su auto y cierra fuertemente la puerta.

Arranca dejando una gran ola de arena que llega a molestarme en los ojos haciéndome cerrarlos.

Jennifer

El motor de un auto me despierta. Estrujo mis ojos y al abrirlos lo primero que observo son las telarañas en el techo. Hora y media después ya me he duchado, desayunado y me encuentro poniéndome el traje de baño porque pienso tener un serio día de práctica.

Salgo al exterior con la tabla en manos y sonrío al ver que las olas están perfectas.

—Me encanta estar aquí —comenta Lucas y luego me da un beso.

—Yo también adoro estar aquí contigo haciendo lo que más nos gusta.


Estamos acostados en la arena, abrazados y teniendo como testigo el estrellado cielo. Suspiro cuando comienza a besar mi cuello.

—Te amo, Jennifer.

—Y yo te amo mucho más, mi amor.

Claro, y porque me amaba tuvo que engañarme enredándose con otra. Ese recuerdo me desconecta por completo y caigo de la tabla. Llego a la orilla y me lanzo sobre la arena cerrando los ojos por la incomodadidad de la luz.

Lucas ha sido primer y único novio, creí en él y en un nosotros. Era más chica cuando lo conocí en mis primeros días en la escuela de surf y comenzamos a salir meses después, todo iba de maravilla; visitas diarias, salidas a casa de mi mamá y con mi hermanita, momentos de pasión, risas y celos... pero cuando pensé que podíamos llegar más lejos y ser mejor como pareja lo encontré en aquél deposito con la hija del director.

Abro los ojos cuando alguien se para a un lado tapándome del sol y me siento rápidamente cuando lo veo.

Waves and Love (Prince Royce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora