Capítulo 14

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Me cuesta un mundo llevarlo hasta el compartimiento dado que esta súper borracho y no deja de repetir que quiere nadar y hablar con Verónica. Para cuando lo dejo sobre el sillón estoy titiritando del frío, aparto la botella de sus labios y a regañadiente subo sus pies sobre el respaldo.

Anteriormente no me había tocado lidiar con un hombre completamente desconocido y borracho. Le doy una última mirada y después salgo para dirigirme a la casa.

(...)

Son alrededor de las diez y media de la mañana cuando estoy sobre la tabla boca abajo luego de una hora de entrenamiento. Intento recuperar el aliento, y muevo mis manos a los costados para mantener el equilibrio.

Mentiría si digo que todo esto no me da miedo, que estar en el campeonato será pan comido pero sé que no es así. Lleva mucho tiempo de arduos entrenamientos y está bien, puedo lidiar con eso pero no soportaría el hecho de fallar.

—¡Jennifer! —me tiro de la tabla cuando escucho su voz que me ha sacado de mi ensimismamiento.

Salgo a la superficie para ver a Brigitte en la orilla con una gran sonrisa, y frunzo el ceño. ¿Pero qué...?

—¡Acércate ahora mismo! ¡Muévete! 

Hago lo que me pide sin entender y cuando estoy cerca chilla con emoción.

—Le pedí a Samuel que me trajera. No podía creer lo que me has dicho, eso de que el guapetón está aquí. ¡¿Es en serio?! —da varios saltos.

—Ya va... No creí que, que Samuel vendría tan pronto —desvío mi vista hacia su auto—. ¿Andan en algo, cierto? Ustedes dos están saliendo.

—Dios mío, Jennifer... ¡Qué vecino te gastas! —dice entre dientes sin dejar de mirar sobre mi hombro. Me doy la vuelta y lo veo sentarse en el escalón—. ¿Si sabes quién es? —sonríe— es muy talentoso. De hecho lo sigo en sus redes, y no más con ver sus fotos quedarás babeada...

Él, que se encuentra a unos cuantos metros no nos ha notado aún. Parece estar concentrado en el instrumento que reposa sobre sus piernas y desde aquí puedo ver sus labios moverse dando a entender que está cantando.

—¡Jenni! No me hagas preguntas sobre qué hago aquí y mejor dame un abrazo.

—Samuel, no imaginé que conducirías tantas horas para traer a mi loca amiga —los miro—, y me sorprende que estén tratándose como si se llevaran muuy bien. ¿Hay algo que no sepa?

No me pasa desapercibido el hecho de que intercambian mirada rápidamente y sonrío.

—Bajaré las cosas del auto —se excusa él y se aleja.

—¿No le has pedido sal? —ríe— o alguna otra cosa con la intención de hablarle.

—¡Es un patán!, y ya vamos con Samuel.

—En las redes dicen que su prometida lo dejó por una posible infidelidad.

Sigue hablándome de él cuando nos dirigimos a donde está mi amigo, pero no le tomo importancia a lo que dice ya que me importa en lo mas mínimo lo que suceda con él.

Waves and Love (Prince Royce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora