—Me has escuchado Jenni, bésalo.
—No Bri... Pero... —intento hacerle entender que no está bien lo que me ha pedido, aunque sé que no me hará caso.
Miro la cara del chico y tiene una expresión de confusión al igual que yo.
—¿Jenni? todos estamos esperando. Sal de tu zona de confort, será sólo un beso nada más. Has escogido reto, ahora debes cumplirlo.
Agarro una fuerte bocanada de aire llenándome de valor para ponerme de pie. Mis pies pesan al momento de acercarme a él; no debo hacerlo, no debo, pero las miradas de todos los presentes están en mí y es algo que de alguna manera me da ese empujón para cumplirlo. Estando frente a él hago puños en ambas manos y evito mirarlo directamente. Cierro los ojos fuertemente y me repito que un beso no compromete a nadie.
Espero que él se quite, que diga que no está participando en nuestro juego y que se vaya pero sigue frente a mí. Hago lo primero que es fijarme en sus labios que están húmedos por la vodka y sin darle más vuelta estampo mis labios en los suyos.
Siento una presión en mi nuca y descubro que es Brigitte que esta obligándome a que no me separe de él mientras escucho gritos de ¡eso es! ¡Woah! Y otros comentarios que me hacen olvidar el qué dirán.
La presión disminuye a diferencia del beso que no sé si es idea mía pero se siente más eufórico.
—¡Bien! ¡Listo! —dice mi amiga y agarra mi antebrazo—. Lo has cumplido.
Cuando dejo de besarlo le doy una mirada veloz al chico; tiene los labios entre abiertos y no sabría definir la expresión de su rostro. Todos parecen haberse divertido con la escena, y algunos se han alejado del grupo.
Camino lejos de todos a pasos rápidos y me abrazo a mí misma. ¿Por qué carajos he hecho eso? ¿No era más fácil haberme alejado antes?
—¡Hey Jenni!
—Soy una estúpida Brigitte.
—No lo eres tontita, ¡vamos! es un juego y nada más.
—No sabes la cantidad de cosas feas que me dijo muchísimo antes de que tú llegaras. Se refirió a mi como una cualquiera y ahora con más razón lo va a afirmar.
Mis ojos comienzan a picar y muerdo mi labio aguantando las ganas de llorar.
—Estás ebria Jenni, también lo estoy y tal vez mañana nos reiremos de lo que hemos hecho.
—¡Todos han visto eso! Y no estoy ebria, no lo estoy.
—Todos están ebrios, así que ignóralos y tú también lo estás —ríe— Caminas muy mal y tu cara te delata.
—Tienes razón —asiento y retrocedo unos pasos—. Iré a acostarme, no alcanzaré a esperar a que piquen el pastel.
—¿Pastel? ¡Pero si ya lo hemos comido! Ya después dices que no estás ebria.
(...)
Royce
Cuando esa chica me invitó al cumpleaños de su novio esperaba algo más tranquilo. Estaban jugando a retos, claramente no acepté unirme a ellos porque me sentiría incómodo ya que no conozco a nadie y es primera vez que comparto con ellos. Pero cuando la misma chica que me invitó reta a su amiga de esa manera me pasmo. Río internamente porque sé que no va a aceptar, y no hallo a dónde mirar cuando se acerca muy decidida a mí.
Me toma por sorpresa cuando acorta la distancia de repente y se queda inmóvil tal vez debatiendo la idea de si seguir o no, hasta que su amiga toma nuestras nucas obligándonos a hacerlo. No sé qué tiempo ha pasado cuando deja de besarme, y me da una mirada antes de alejarse siendo seguida por su amiga.
Boto lo que quedaba en el vaso que me han dado y no me muevo del lugar, recibiendo la mirada de varias mujeres.
—Hola de nuevo —su amiga se acerca con una sonrisa—. Quiero disculparme porque sé que no fue apropiado retar a mi amiga de esa manera, y también quiero que sepas que no va por la vida besándose con chicos que no conoce. Es sólo que, que no quiso quedar como una cobarde ante nosotros y terminó aceptando. Ella ahora está muy apenada, ebria pero apenada —juega con sus manos demostrando su nerviosismo—. Lamento que todo se haya vuelto incómodo desde que la reté a hacer eso, realmente lo lamento. Y si eres comprometido o algo así, con más razón debes disculparme...
—Brigitte, se trata de tu amiga, esta vomitando en el sofá —interrumpe otra chica.
Brigitte me da una última mirada antes de irse con esa chica y adentrarse a la casa segundo después. Sintiéndome excluido del grupo de amigos decido volver a la casa donde debo ordenar mis cosas porque mañana sí que me voy de aquí.