Capítulo 1: Un encuentro de locos

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¡Me infarté!

Si hubiera podido abanicarme la cara con la mano, lo hubiera hecho, y no se me cayó la baba de la boca porque Dios es grande.

Alto, delgado, pelo castaño largo por debajo de la oreja peinado hacia atrás, nariz distinguida, bueno, todo lo distinguida que puede llegar a ser una nariz, boca de labios llenos, o sea labios bastante provocativos y besables y por último sus ojos, esos ojos color miel, no podía ver otra cosa que no fueran sus ojos, porque me daba la impresión que cuando sonreía lo hacía con los ojos y creo que es el gemelo cuerdo, me saludó muy amablemente de lo más normal, tiene una voz profunda, cautivadora, luego me presentan al gemelo desquiciado.

¡Infarto por partida doble!

Braulio Conde, solo que este tiene el pelo peinado a lo desgreñé, pero con todos los atributos del otro gemelo; Mauricio es guapo, pero a estos sí que se les pasaron de guapos a los señores, bueno, lo que sigue, les juro que me dio algo de miedo cuando me quedó viendo y me dijo.

-¡Hola! ¿Qué onda?

Se hacen una idea de la cara que puso al verme, porque fue solo a mí a la que vio con malos ojos y me habló de esa manera, a Frida la otra recepcionista la saludó de forma normal, tal vez haya sido porque me quedé viendo a su hermano de tal manera, pues tuve que cerrar la boca no me había dado cuenta que la tenía abierta y aprender a respirar de nuevo, es que no lo pude evitar, está de buen ver, aunque el también este de buen ver, sólo que no me agradó la forma en que me miró.

¡Espero no me vaya a echar mal de ojo!

Mi mirada se aturdió, traté de procesar una respuesta coherente, parpadeé un par de veces, les juro que cuando me desperté, no imaginé que me podía ocurrir hoy, con ese sueño tan bonito que tuve, tampoco presentí nada malo, yo tan fresca como una lechuga y miren.

-Hola.

Respondí, fue lo único que pude articular.

En lo que la señora Agustina hace las presentaciones en el cambio de turno, tomo nota mental de lo diferente que son estos gemelos, mientras que Esteban tiene una sonrisa agradable en los labios, el otro, al que se le ha volado una teja, tiene el ceño fruncido y mira todo como si el mundo le importara poco, tipo Severus Snape o el mismísimo Sr Dary, se los juro.

-¿Todo bien hermano?

Le pregunta Esteban sin quitar su blanca sonrisa del rostro a lo que este le contesta de forma despectiva.

-Desde luego, ¿He dicho algo acaso?

-No, pero parece que te falta poco para que lo digas.

-Todo está excelente.

-Bueno, estando todo bien, pasamos a retirarnos hijos.

Les dice la señora Agustina a los gemelos, para esto el padre no ha dicho nada, la encargada ha sido la señora, creo que está viendo el comportamiento de sus vástagos menores, ellos nunca se han encargado de ningún hotel de la cadena de hoteles que tienen, creo estaban estudiando en Inglaterra o Alemania le oí comentar una vez a Frida, son amigos de la infancia, creo tienen veintisiete años, no me acuerdo muy bien del asunto que digamos.

Entran a la oficina de Mauricio y cierran la puerta, no los vuelvo a ver hasta que me toca ir a llevarles unos documentos que envió Mauricio para los gemelos del mal, bueno solo uno es del mal. Toco a la puerta y oigo un pase.

-El señor Mauricio les ha enviado unos documentos para que los lean y le manden la respuesta.

Los había mandado a la computadora de recepción, no sé por qué motivo, el caso es que los imprimí y vine a entregárselos.

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