Capítulo 21. Al mal paso dale prisa.

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¡La cabra se volvió más loca de remate!

¡Porqué hoy no ley mi horóscopo!

¡Cómo se le ocurre seguir agrandando el lio!

¡Dios, tápale esa boca!

Agustina ese mismo día le pidió que pasaran a su casa después del trabajo, Braulio no le vio nada malo a eso, su mamá por lo regular solía llamarlos para que pasaran tiempo con ellos, no era lógico que viviendo en la misma ciudad tuviera que llamar a sus hijos para que los visitaran.

-Hola cariño.

-Hola mamá.

-¿Pueden venir hoy a la casa cielo?

-Claro que sí mamá.

-Extraño tanto tu mala actitud y la sensatez de tu hermano.

Agustina si sabe describir bien a sus retoños, sin duda alguna ella sabe lo que tiene por hijos.

-Bueno mamá ya que lo dices con esos argumentos, ahí estaremos.

Ni con su mamá se puede quedar callado, no deja pasar ni una a nadie, Agustina solo sonríe, le hace una seña con el pulgar levantado a Fernando en actitud de triunfo, todo va salir como lo planearon.

-Cuando lleguen estará lista la cena.

-Hasta pronto mamá.

-Los amo.

-Igual.

Cerró la llamada, todavía faltaban algunas horas para que terminara su jornada laboral, la verdad el día había acabado como esperaba, Sandra por fin daba señales de que entendía que lo que habían tenido ya no existía, solo esperaba el día que decidiera regresar a su país y lo dejara tranquilo, no cantemos victoria antes de gloria Braulio, esto todavía no termina.

-Mamá nos quiere ver hoy en la casa.

Le llama a Esteban, se había quedado en casa haciendo un logo para una campaña de publicidad de la cadena de hoteles.

¿No les había dicho? ¿Sí?

Tenían hoteles en varias ciudades del país, y uno que otro en el extranjero, París, Roma y Barcelona, así que cuando querían irse de viaje, esos eran los destinos a los que más acudían, sí, los ricos se podían dar ese lujo; aparte de que le echaban un ojo al funcionamiento de los hoteles.

-Ok ¿A qué hora pasas por mí?

-En cuanto salga del hotel.

A Esteban tampoco se le hiso extraño el pedido de Agustina, desde que habían hecho la remodelación no se habían acercado a la casa, el trabajo a veces era muy absorbente, eso ella lo sabía, Mauricio había tomado ese tiempo de vacaciones por lo mismo, su mujer e hijos se lo exigieron, de lo contrario estaría ahora mismo encargándose del hotel y yo sin este entripado eterno por culpa de la cabra psicótica.

El caso es que Sandra se había mantenido lejos de mí y de Braulio, pedía sus alimentos y que se los llevaran a su habitación, ya estaba pensando en cambiarse de hotel.

¡Aleluya!

Eso nada más pasaba por su cabecita, no se crean, porque la hora de hacerlo nunca llegaba; pensaba que si llegaba a tener la más mínima oportunidad no dudaría en tomarla, bueno, aquí cada loco se da de topes con su pared, yo iba a seguir aparentando frente a ella de que Braulio era mi novio, solo eso, si le llegaba a pedir cualquier otra cosa, ahí si le iba a fallar, si la Chandra, seguía obsesionada con la cabra, le debía poner un paro definitivo.

Los gemelos llegaron a la casa Conde, como siempre su madre los esperaba con las puertas abiertas, ni bien se habían bajado del auto cuando ya los recibía con una sonrisa en los labios y los brazos abiertos. Le da un par de besos a cada uno, un fuerte abrazo y los deja pasar.

Enamórate y verásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora