Era domingo, las ocho en punto de la mañana, Alexa y mamá estaban en casa de la tía Gertrudis; este es el día en el que saldré con Esteban, ya era final de la tercera semana de los gemelos del mal en el hotel, estaba emocionada, no porque ya se iba a acabar el reinado macabro de la cabra, estaba feliz porque iba a salir con Esteban, no todos los días recibes una invitación de ese calibre, Frida también estaba emocionada, como si fuera ella la que iba que salir con él.
-Tenemos que ir a comprar ropa para el gran evento.
Me dijo de repente ese sábado después de los ejercicios; tomándome totalmente fuera de base, no sabía yo de que evento me hablaba.
-¿Qué evento?
-¡Mañana es el gran día!, no puedes ir a tu cita con esa ropa pasada de moda.
-Mi ropa no está pasada de moda, es la única que tengo o me puedo dar el lujo de adquirir, además no es una cita, solo vamos a salir a desayunar o a caminar por ahí.
-No seas ingenua, de seguro te llevará a cenar a algún restaurante elegante y toda la cosa.
-No es cena Frida, vamos a salir en la mañana, ya te lo había dicho, desayuno no cena.
-Bueno, puede que se extienda hasta la noche y tengas que vestirte de acuerdo a la ocasión.
¡Se nos está deschavetando la niña!
-No, de todos modos, no tengo dinero para gastar en eso-dije tajante.
-Te lo presto, no, mejor aún, tómalo como un regalo de cumpleaños adelantado.
-Falta mucho para mi cumpleaños, además tú necesitas el dinero para tu proyecto, no puedes gastar ese dinero en mí.
Frida lo piensa por una fracción de segundos, ella ya tiene el dinero del proyecto separado de lo que tiene ahorrado, unos cuantos pesos de menos no menguaran su economía, yo soy la que no puedo estirar, aunque quiera los billetes.
-Hagamos algo; vamos de compras y si te gusta algo, lo compramos y luego me vas pagando poco a poco.
-Amiga, sabes que ni así podré terminar de pagarte, además mi ropa está bien.
-Entonces acéptalo como un regalo, no me voy a quedar pobre, por favor.
-¿Tengo otra opción?
-No la tienes, así que vayamos por ese atuendo para mañana.
-Lo dices como si fuera a una gran cita, con lo que tengo es más que suficiente.
-Debes estar espectacular, ya sé que mi amigo te gusta no me lo puedes negar.
-Sí, me gusta no lo niego, pero de ahí a que yo le guste a él.
-Puede que sí-dice con una sonrisa picarona en los labios.
-¿Sabes algo y no me quieres decir?
-Yo no he dicho nada.
Y así salimos del hotel, me deja con la duda, ¿Será que Esteban habló con ella y le contó algo de lo que pasará el día de mañana? ¿Le habrá dicho que siente algo por mí? ¿Por qué no me había enterado de esa conversación? Mi mente ya se estaba haciendo su propia película de amor, no sé qué tanto se imaginaba, ya saben que no se me da.
El asunto es que recorrimos muchas tiendas de ropa, cada prenda que yo elegía y probaba era evaluada por Frida, la mayoría era de mi estilo, cómodas, podías utilizarla para cualquier otra ocasión, no tan caras, vaya, que pudieran entrar en mí ya de por si apretado presupuesto, que como ya sabrán es nulo.
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Enamórate y verás
RomanceSi alguno de ustedes me hubiera avisado que mi mundo iba a girar nada más, ni menos que ciento ochenta grados, en primer lugar me hubiera reído en su cara; es más todavía lo estuviera haciendo, en segundo lugar; eso solo ocurre en las películas y en...