Capítulo 20. Calladita, te ves más bonita.

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¡Por Dios!

¿Hoy no se tomó su medicación?

Miro atónica a Sandra, luego regreso mí mirada a Braulio, su cara es muy chistosa, le dirijo una mirada de interrogación, no sé porque se metió en tremendo lio y de corbata me llevó entre las patas.

¡Ay, me salió en verso! y sin esfuerzo.

Bueno en este punto ya sé que no lo puedo echar al agua, no es que me agrade mucho la idea, bien puedo hacerme la loca y hacerle creer que no le he entendido, pero viendo que la españolita lo trae por la calle de la amargura, aquí es donde abro mi gran bocota. ¿Acaso no me habían dicho muchas veces la frase que reza el capítulo?

-Sí, somos novios.

¡Espero que me lleguen los masapanazos!

No les voy a decir que no lo pensé y que me salió así no más, que fue un lapsus brutus; la cabra necesitaba de mi ayuda, miren que no se puede negar un favor a nadie, bueno un favor tácito, porque a mí no me lo pidió directamente; esta vez contaba con suerte.

-Te lo dije.

Lo dice con una sonrisa de suficiencia, ¿Cómo estaba tan seguro de que no lo delataría? No lo sé, pero el caso es que le brillaban los ojos, se había librado de la ex novia psicópata acosadora y demás. Pero no nos creamos todo, porque si bien le dijo que tenía la cabeza hueca, todavía no se lo traga por completo. Intuía que algo no estaba bien, que era un cuento de Braulio.

-¿Desde cuándo?

Frida se encuentra hilvanando la información, si yo casi me voy para atrás, ella ya se levantó del suelo, la pobre tenía la boca abierta, si no le entraban las moscas, era porque el hotel contaba con un buen sistema de aislamiento para los insectos, han visto esas caras en las caricaturas cuando se les cae la mandíbula al piso, así, lo bueno era que Sandra no se estaba fijando mucho en ella, pues la cara de sorpresa era única.

Yo en mi cabeza trato de acordarme del tiempo que llevan separados, ¿Dos, tres meses?

-Dos meses.

-¿Dos meses? Sí llevamos tres de separados.

-¿Hay algún problema?

-Veo que le duró bien poco el sufrimiento.

-No creas que él iba a estar todo el tiempo lamentando y llorando por ti, ahora estoy yo para consolarlo, el necesita a alguien que le de lo que se merece, que lo cuide, que lo apapache.

Vamos, que ya le estaba echando de mi cosecha, a las tías acosadoras había que sacarlas bien arrastradas, que sintieran que no tenían ya nada que hacer, así tenía que ser; debía darle más veracidad al drama, Sandra abre los ojos, no puede creer que ya hay otra mujer en su vida, tan poquito tiempo y ya tenía quien la reemplazara.

-No le puedes dar lo que yo le doy.

-Resulta que sí, fíjate, además, es, lo-que-le-dabas.

¡Dónde está mi Oscar!

¡Yo ya me metí en mi papel!

-No es cierto, no los he visto darse un beso, no tienen pinta de novios, ni siquiera se miran bien, parece que estuvieran peleados todo el tiempo, él conmigo no es así.

¡Stop, stop, esperen!

Miren que lo de darnos besos no entra en el plan, ni loca lo haría.

¡Fuchi, fuchi!

-Pues ya te dije que si es cierto.

-No parecen nada.

La verdad era que parecíamos que siempre estábamos como el perro con el gato, agarrados del chongo; de eso se había dado cuenta mucha gente.

Enamórate y verásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora