Capítulo 23. No le busques tres pies al gato sabiendo que tiene cuatro.

178 10 5
                                    

Capítulo 23. No le busques tres pies al gato sabiendo que tiene cuatro.

Miren les voy a contar algo rápido, la rubita no se ha dado por vencida, hasta no vernos en una escena de novios no quitará el dedo del renglón, o algo así había dicho, pues que espere sentada porque lo que soy yo, no voy a satisfacer su curiosidad; resulta que hemos entrado en una clase de espionaje, con mucho sospechosismo la vemos rondándonos. Ella cree que muy discreta, pero no.

Yo he tenido que entrar unas dos veces a la oficina para evitar que se meta sin anunciarse y también para hacerle creer que estamos en nuestros encuentros románticos; en cuanto entré le digo a los chicos y estos nada más se ríen, siguen en lo suyo, no creo que les importe lo que haga la rubita, o lo que yo le pueda hacer. Bueno no voy a llegar a tal extremo. Salgo de la oficina y me la encuentro cerca de la puerta.

-¿Se te perdió algo?

-No.

-¿Me estas espiando?

-No..., yo no...

-¿Cómo qué no?

-Solo quiero hablar con Esteban.

-En este momento no te puede atender.

-¿Cómo lo sabes sino le has dicho?

-Están en una video llamada muy importante y no pueden ser interrumpidos.

Ustedes ya saben que no tienen ninguna llamada, solo que la rubita ya está empezando a dar lata, de ninguna manera va a pasar a la oficina, me dejo de llamar Sofía si eso llegara a pasar.

-Eso te lo acabas de inventar.

-Es tu problema si me crees o no, pero de todas maneras no vas a pasar.

-No seas pesada tía.

-La pesada eres tú, ya te dije que no pasabas y punto.

-Qué difícil es hablar con alguien como tú.

Miren nada más.

-El comal le dijo a la olla.

-No puedes seguir con esa actitud, no sé cómo Braulio puede tener una novia tan mal educada.

¡Ya sacaste boleta rubia!

-Mira guapa, aquí la maleducada y la que tiene mala actitud eres tú, ya deberías hacer tus maletas y largarte por donde viniste, no pienso discutir más contigo.

-No estoy discutiendo, solo quiero pasar.

¡Esta es más sorda que un mamut!

-¿Eres sorda?

-No los voy a interrumpir.

-La ene con la o.

-¡Eres tan chocante!

-De veras que eres necia Sandra, mételo en la cabeza, no pasas.

-Yo nunca me comporté así.

-¿Así de celosa? ¿así de posesiva? Solo estoy protegiendo lo que es mío, entiéndelo, tú lo tuviste no lo cuidaste y lo perdiste, ¿Qué culpa tengo yo de eso?

¡Seguro con esto ya me van a dar mi Oscar!

-Yo le amo.

-Sandra, ya deja de insistir, él ya ama a otra persona, entiéndelo, tu tiempo ya pasó.

-No te puede amar tan pronto.

-Nos amamos, compréndelo, desde el momento que nos vimos fue como un flechazo, nos dimos cuenta que éramos el uno para el otro, como la ola al mar, como el agua fresca cuando tengo sed, como la luz al día, es mi todo.

¡Ahora si quiero mi Oscar!

-Pero sí apenas se conocen.

Es un hueso duro de roer, vamos a ponerle un poco más de mi cosecha.

-Eso ha sido suficiente, ya no podemos vivir separados.

Me mira con cara de molestia.

-Es que eres tan insulsa, no sé qué vio en ti.

-No empecemos con insultos, porque bien podría decirte lo que eres, no creas que no me sé toda la historia, de lo mal que te portaste.

-No lo quería hacer.

Se nota que está arrepentida, pero eso no le quita lo sucia que fue.

-Pero lo hiciste.

-Llevamos mucho tiempo juntos.

Ahora soy yo la que la veo con cara de molestia.

-Deberías meterte esto en la cabeza, ya terminaron, se acabó, finito, me da la impresión de que tienes la noción equivocada del asunto, ya no llevan tiempo juntos, llevaban, entiéndelo, llevaban, se acabó.

-No me resigno a perderlo.

-A ver ¿Con qué te lo explico? ¿Con peras, con manzanas o con palitos?

-Es incomprensible.

La rubita habla como si estuviera hablándole al vacío, como si se estuviese teniendo una plática con ella misma, delirando, así como cuando entras en divagaciones por estados febriles.

¡A esta creo que ya se le achicharraron los cables!

-Veo que tienes la cabeza más dura que una pared de hormigón.

No me responde y se va con la cabeza agachada, no creo que me haya excedido, espero que no se ponga a llorar.

Me da penita su caso, lo admito.

Pero ella misma se la buscó, no puede pretender que le perdonen lo que hiso, además Braulio parece que se ha olvidado totalmente de ella.


Gracias por leer.

Ele.

Se avecinan los últimos capítulos, siento la demora.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 17, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Enamórate y verásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora