Seres Oscuros

22 1 1
                                    

"Los seres oscuros pueden formar lazos entre sí con mucha facilidad a diferencia del resto. Sobre todos los seres de luz, que no toleran la oscuridad, y los humanos que son fácilmente seducidos por la apariencia. Por eso las wiccas oscuras son naturalmente repelidas por casi cualquier ser vivo, aunque muchos no comprendan la razón."

Debía tener miedo con lo que tenía en frente, pero no fue así. Quizá era instintivo, si, puesto que en ese pequeño segundo se vinieron a su mente miles de respuestas del libro que ahora estudiaba a preguntas que no se hizo. Tocó discretamente con el dedo índice de la mano derecha el pequeño círculo de protección que había tallado en el marco de la puerta; a diferencia de Logan, de quien jamás se imaginó lo que realmente era, supo con solo verlo la clase de ser que tenía en frente.

-Bruja. –Pronunció aquél curioso muchacho, de negro cabello ondulado y corto, los gélidos ojos azulados como los de un gato, entallado en un abrigo de lana oscuro.

-Vampiro. –Contestó Lina el cordial insulto.

-¿Quién es, Lina? –La pelirroja Carol se acercó a la puerta antes de que la morena pudiera evitarlo. –Vaya, hola, Armand. –Sonrió, animada. –No sabía que tú...

-Hola, Carol. –El muchacho sonrió con elegancia, dirigiendo la mirada hacia aquella hermosa chica. –Perdona la intromisión, no te quitaré demasiado tiempo, tan solo he venido a devolverte algo.

Del bolsillo de su abrigo sacó una bufanda roja de tela liviana, pulcramente doblada, sosteniéndola para que ella pudiese verla... sin pasar el marco de la puerta, haciendo sentir a Lina segura de que había hecho bien al proteger el departamento que compartían.

-¡Mi bufanda! –Carol se vio animada, llevándose los dedos sobre el cuello. –Vaya, debí olvidarla en la biblioteca, muchas gracias por traerla. Pero no te quedes allí, Armand, pasa un momento.

-No quiero ser molestia.

-No lo eres, ¿verdad, Lina? –Abrazó a la enfermera, con ese gesto de súplica silenciosa.

Selina, tras unos segundos bajo esa mirada chantajista, tuvo que acceder sin más para evitar alguna sospecha. Era más fuerte que él, estaba completamente segura, y se sentía capaz de resolver una contingencia así tras todo lo que le había sucedido en el transcurso de esos meses. Aunque mandaría un mensaje con lo sucedido a Logan, que amaba cazar alimañas como si fuese una especie de exterminador sobrenatural.

-Claro, puedes pasar. –Dijo con firmeza, haciéndose a un lado.

El joven sonrió en complacencia al notar como el hechizo protector cedía, entrando al departamento a paso lento pero seguro; pronto Carol cerró la puerta y atrapó a su amiga contra ésta, tras haberle indicado al joven que tomara asiento en el sofá doble de la pequeña sala, mirándose ansiosa y feliz. Lina ubicaba perfectamente lo que le sucedía a su amiga... unas tres veces al mes.

-¿Quién es, Carol? –Comenzó ella, intentando verse aburrida aunque en realidad se sentía abrumada.

-Se llama Armand, lo conocí en la biblioteca Municipal mientras hacía una investigación, es muy lindo, ¿no lo crees?

-¿Estabas en la biblioteca de noche?

-Sí, pero, ¿cómo lo sabes?

-Solo lo deduje. –Exclamó, nerviosa. –Tiene finta de salir en las noches.

-Es muy apuesto, elegante y amable. –Se llevó las manos al pecho, mientras el muchacho se asomaba por la ventana hacia el exterior. –Realmente quería conocerlo mejor, y ahora sé que él también.

Cuentos de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora