I
-Te ves pálida. -Dijo Lis.
Selina, tomada de las manos de sus primas con firmeza, levantó la mirada y tensó los labios rojos con nerviosismo; las luces se habían apagado en ese momento dejando como iluminación las velas encendidas de las adornadas mesas, y podía percibir a aquellos espíritus benévolos rodeándolas de manera conciliadora, rodeándola a ella, susurrándole que no tuviera miedo a la oscuridad. Se sentía de cierta manera feliz de que ellos la adoptaran tan cariñosamente a pesar de su legado oscuro, pero...
-Me siento algo desnuda con este atuendo. -Confesó en un susurro.
-Tonterías. -Contestó Val.
Las tres llevaban puesto un vestido muy liviano, a vista de Lina casi transparente, ceñido con un corsé desde el pecho hasta la cadera, los tirantes caídos de gasa, cayendo en un hermoso velo suave que arrastraban por el suelo al estar descalzas; sus muñecas llevaban vistosos listones largos y delgados, el cabello completamente suelto cayendo por sus espaldas. Blanco inmaculado en ellas, negro en Lina.
"Ahora."
Como si las tres hubiesen escuchado el mismo susurro, usaron las manos como los pies descalzos para separarse entre ellas y comenzar a formar una especie de círculo tanto en el suelo como en el aire, ágil y rápido, que a primera vista parecía ser un baile sincronizado; manteniendo los ojos cerrados, siguiendo la indicación de aquellos espíritus naturales que les rodeaban, hacían diferentes invocaciones a manera de reverencia, puesto que ninguna tenía en teoría la capacidad para hacerlos una forma material: Val tomó la del fuego, que fue evidente en su enérgico movimiento con los blancos brazos y el desliz de sus pies por el suelo. Lis tomó el de la tierra, moviéndose con una lentitud casi mecánica, fuerte, casi como si su danza fuese un mítico baile árabe. Lina, por su parte.
-Curioso. -Susurró Armand de pronto.
Logan dejó su hostígate mirada que tenía sobre el Sabio para prestar mayor atención a lo que estaba ocurriendo en el centro de aquellas mesas... quedando impresionado de forma inmediata. El movimiento de Lina era el más suave de todos; sus ojos negros destellaban extrañamente entre la oscuridad, y podía ver entre sus dedos femeninos el rocío de la noche deslizarse lentamente, de forma material; aquel destello húmedo bajaba por ella, sus brazos, pecho, rostro, cadera, piernas... destellaba como la diamantina alrededor de ella, siguiendo su curiosa danza, adornándola como una princesa intocable. Entre las tres, era ella quien llamaba más la atención, pues incluso para él los espíritus que la rodeaban eran casi visibles.
-Vaya. -Se le escapó.
-Lo sé. -Carol se inclinó un poco en la mesa para ver al fotógrafo, ya que Armand estaba sentado en medio de ellos. -Si tan solo pudiera mirarse.
-No necesita eso. -Contestó.
Aquel curioso baile sin música cesó casi al mismo tiempo, cuando ambas chicas bajaron las manos y quedaron en un círculo estrecho al mismo tiempo dándose la espalda la una con la otra; fue entonces cuando hubo un aplauso unísono por parte de los asistentes, entre exclamaciones de admiración de aquellos que pudieron ver lo que Logan momentos antes. La piel de la morena estaba brillosa por la humedad, aquello no había sido imaginación suya. Salió de su admiración cuando notó que las tres chicas se daban media vuelta en la oscuridad para salir del semi círculo que se formaba con las mesas, aun silenciosas y abstraídas por lo que habían hecho momentos antes.
Había visto un espíritu.
Movido por un fuerte impulso, Logan se levantó de la mesa de manera abrupta sin importarle cuánta atención podía llamar (era el Priest), huyendo a paso veloz para evitar cuestionamientos por el perímetro de las sillas de los invitados queriendo alcanzar a las chicas, agitado. Tal vez se vería como un acosador, pero...

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Cuentos de la luna
Genel Kurgu[Completa.] Una serie de cuentos entrelazados acerca de los personajes que habitan entre la oscuridad y la luz, que caminan entre nosotros como una persona más e influyen mucho más en nuestras vidas más de lo que creemos.