I
Teresa estaba muy sorprendida cuando regresó esa noche al establo donde se reunía con su manada... que ahora era mucho más numerosa que antes, rondando en silencio alrededor de la jaula cubierta por aquella pesada cortina, casi todos a la vez de una manera algo viciosa incluso; Gloria, siempre altanera y ligeramente prepotente, bajó de un salto de aquella jaula para caer pesadamente de pie frente a su líder, la verde mohicana cayendo por su lado derecho hasta el marcado mentón.
-¿Qué es todo esto? -Cuestionó la fornida morena al ver tal espectáculo tan extraño.
-Desertores, todos buscando dejar su clan para unirse a "Licana", dicen. No sabía qué hacer con ellos así que les dije que cuidaran con su vida esta jaula, que tú lo tomarías como un halago. -Alzó una ceja. -¿Qué fue lo que hiciste, Teresa?
-Peleé con Raziel en Ciudad Oriente. -Hizo una mueca de disgusto al recordar aquello, y luego de incomodidad tras el incidente en la parte trasera del vehículo. -Pero perdí.
-¿Qué no eres...?
-Shh. Tengo que hablar con el Sabio.
-Antes de eso... dos Militantes estuvieran rondando el lugar, como si buscaran algo con mucha urgencia. Licana dijo que...
"ODIO que me llamen Licana", resonó la voz femenina de la loba, oculta entre la penumbra del lugar.
-Perdona. -Gloria se vio intimidada. -Luna dijo que probablemente estaban persiguiendo a los desertores.
-¿Ubicaste quiénes eran?
-Eran dos mujeres, no las había visto antes. Espera, la de cabello castaño creo que si la había visto, una con cara de asco perpetuo, no parece un Militante... si no fuera por su vestimenta y su aroma...
-No es una característica distintiva, ¿sabes? -Sintió miradas en ella entonces, haciéndola levantar el rostro para encarar a todos aquellos que le rodeaban. -Afuera todos, excepto tú Gloria. -Ordenó con fuerza. -No se alejen, ya escucharé lo que tienen que decir.
El cuarteto principal obligó al resto a salir del lugar a base de gruñidos guturales, dejando a ambas chicas solas con aquella jaula, así como a Luna escondida entre la penumbra del mismo lugar; los tacones de sus botas se hundieron en el suelo de tierra, haciéndola pensar que tal vez debía arreglar ese establo abandonado en medio del bosque (parecía haber existido una casa) o buscar otro punto de reunión más decente donde no tuviera que acabar con la ropa desecha. Hablando de desechos...
-Teresa. -Habló con aborrecido tono tan pronto le quitaron la cortina de encima el llamado Príncipe, deteniendo su andar de perro rabioso alrededor de aquella jaula. -¿Ya tienes ganas de partirme nuevamente la cara?
Aquel traje de rockstar que llevaba estaba muy sucio por el suelo lodoso del que ella se había quejado momentos antes de forma mental, roto y manchado con sangre vieja, seca, el rubio cabello enredado al grado de que quizá tendría que cortarlo para reparar el daño, los ojos de gato, azulados, fijos en la Lican que lo tenía prisionero; Teresa se sentó entonces sobre el suelo de tierra, sonriendo de medio labio ante tan fatídica visión y el despliegue de arrogancia por parte de un ser que se creía superior a ella.
-Voy a entregarte a los Militantes, principito, estarás mucho más seguro y limpio con ellos que en este lugar.
-¿Por qué? -Se extrañó de forma considerable.
-¿Es verdad que tienen una Wicca oscura en la mansión Mainframe?
-¿Qué? -Soltó una risa corta, seca. -No hay wiccas oscuras en la mansión desde el incidente con Nataniel, no que sea de mi conocimiento. ¿Por qué el interés?
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Cuentos de la luna
Narrativa generale[Completa.] Una serie de cuentos entrelazados acerca de los personajes que habitan entre la oscuridad y la luz, que caminan entre nosotros como una persona más e influyen mucho más en nuestras vidas más de lo que creemos.