- Sí, Duff.
La perra gemía como una actriz porno, y no estaba ayudando. Solía encontrarlo caliente como la mierda, pero ahora mismo mi polla estaba flácida. Seguí embistiéndola un poco más. No, no estaba funcionando.
La agarré del pelo y la puse en sus rodillas frente a mi flácida polla.
- Chúpala, puta. - demandé estirando su pelo fuertemente.
La puta gimió. Le encantaba ser maltratada. Y yo, les daba un montón de ello. Éstas perras esperaban ser la afortunada con la que yo sentaría cabeza, me reía en sus caras. Eso nunca iba a suceder, y mucho menos con una puta de club. Tenía a una puta que me pertenecía, tanto como puede pertenecerte una zorra, que follaba cada vez que quisiese. Pero la perra desapareció, e iba a matarla cuando la encontrara.
La perra en sus rodillas gimió. No entendía por qué mierda gemía. Yo no estaba duro, y ella no sabía hacer una mamada decente. Su coño estaba maltratado, no era estrecha. No como a mí me gustaba que fueran. La alejé de mi polla y la empujé.
- Lárgate. - dije en tono duro -. Ahora mismo.
- Pero, Duff. - gimoteó -. Quiero que me folles.
Puse los ojos en blanco.
- Ve a que te folle algún otro idiota - espeté -. Tu coño me da asco, y no sabes hacer una puta mamada decente. Lárgate, puta.
La perra tenía lágrimas en los ojos. Por favor, esa mierda no me conmovía.
La agarré del brazo fuertemente sacudiéndola y arrastrándola hacia la puerta de mi habitación del club. La abrí de un tirón y la llevé hasta el bar, empujándola. La puta cayó al piso.
- ¡Idiota! - gritó.
- No era un idiota cuando rogabas porque follara tu asqueroso coño - siseé -. Ni para ser una puta sirves. Deberíamos rescindir de tus servicios.
Los que estaban en el bar me miraron algo confundidos, pero los que me conocían bien sabían que era mejor no meterse conmigo si estaba molesto, cosa que esa puta que sollozaba en el suelo había aprendido apenas hoy.
Me di la vuelta mientras abrochaba bien mis pantalones negros y dirigía mis pasos de vuelta a mi habitación.
Cuando venía de camino al club, después del viaje, mis planes eran contarle a Pres cómo estaba la situación con nuestros socios, ir a beber y después follarme duro a una puta. Porque eso hacía con las mujeres. Simplemente las follaba y trataba mal, no era mi culpa que a ellas les gustara aquel trato.
Sin embargo, lo único que había hecho de esas tres cosas era beber y ni siquiera lo estaba haciendo bien, pues no estaba ebrio todavía.
De reojo vi cómo esa mojigata de Zoe iba a ayudar a la puta que había maltratado. No necesitaba ver esa mierda. Ya tenía suficiente con la noticia que me habían dado.
¿En serio? Competir con una mujer por el puesto de Pres era una burla a lo que yo representaba. Era una burla al club entero.
Cuando la puerta de mi habitación estuvo a mi vista, pude ver a Steven recargado en la pared al lado de ésta. Iba a empezar con las preguntas, ya lo sabía por la mirada que me enviaba desde su lugar.
Él era el único hombre que no me temía cada vez que estaba hecho una furia, de hecho le gustaba enfrentarme y hasta cierto punto hacerme enfadar aún más. Hoy no necesitaba esa mierda, en estos momentos lo que quería hacer era golpear a alguien hasta matarlo.
-Ya me enteré-dijo cuando yo apenas giraba la perilla para abrir la puerta-Es muy gracioso pensar que tal vez tu "puesto predilecto" te lo gane una mujer. ¿Qué te dijo tu padre?
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Thunder Road
FanfictionPara Duff McKagan los Sons of Anarchy son lo más importante. La lealtad y hermandad son lo principal. Para él las mujeres caen en segundo plano. Una mujer sirve para follar y limpiar, pues es lo que suele decir. Por otro lado está Zoe Miller, la úni...