Capítulo 22

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Ahora sí empujé a la perra lejos y miré a Casper. La música se detuvo al mismo tiempo que los hermanos intercambiaban miradas confusas o burlonas.

Estaba jodido y sabía que ahora sí me iba a cortar las bolas.

-¿Qué hacías?-se acercó a mí con una mirada asesina que me hizo estremecer un momento, pero no perdí la compostura.

-Me estaba bailando-fue lo único que se me ocurrió decir por mi mente nublada por la borrachera.

Me jaló del brazo hacia nuestra habitación y, tras cerrar la puerta con seguro, me quitó la camisa. Creí que era para empezar a hacerlo de nuevo, pero no, a cambio sacó su navaja y la puso en mi abdomen.

Sintiendo la punta pasearse por ahí un buen rato, terminó por pasarla a donde ya tenía una erección.

Me ponía duro verla tan molesta y con esto mi cuerpo terminó de reaccionar lo que había faltado con el baile de la puta.

-¿Acaso es un juego para ti? Sólo me fui una hora y ya estabas con una puta sobre ti-dijo mirándome de manera severa.

Me encogí de hombros.

- Supongo que estamos iguales, ¿no? - dije indiferente -. Tú puedes hacer lo que a ti te da la gana,y yo solo tengo que aceptarlo, ¿es así?

- No es así, Duff. - dijo molesta -. Era algo importante.

- ¿Tan importante que no puedes decírselo a tu novio? - me burlé -. Eres increíble, Zoe.

Me alejé de ella y entré al baño cerrando la puerta de un portazo. Una ducha fría ayudaría a bajar mi alto grado de embriaguez. Cuando el agua fría golpeó mi piel, contuve el aliento y apreté los dientes. Mi mente comenzó a trabajar a gran velocidad.

Mi relación con Zoe me estaba empezando a incomodar. La amaba, ese no era el problema, pero no me gustaba el sentimiento de impotencia que sentía cuando ella actuaba de ésta manera. No sabía si realmente estaba listo para toda la mierda que traía una relación, apenas habíamos empezado, éstas eran las primeras discusiones y yo ya estaba cansado.

Puse a Zoe en un pedestal, creyendo que ella era diferente a las demás mujeres, ese fue mi error. Ella era como todas las mujeres, y no estaba seguro de que me gustara, por algo siempre había evitado las relaciones. Suspirando, salí de la ducha, lo único que quería era dormir, no quería ver a Zoe, y tampoco quería escucharla.

Salí del baño y la encontré sentada en la cama mirando sus manos. Rodando los ojos, fui hasta el armario a buscar ropa.

- Tenemos que hablar. - dijo.

- ¿Ahora quieres hablar? - me burlé-. Va a ser que no. No quiero escucharte.

- Es importante, Duff. - suplicó.

Sus cambios de humor me estaban exasperando. Decidí escucharla así luego podría irse a la mierda y de dejarme en paz.

- ¿Qué? - gruñí.

Ella tardó en hablar, por lo que yo estuve en silencio mientras me vestía.

-Fui al médico-fue lo primero que salió de su boca y que me hizo voltear.

Un poco de preocupación cruzó por mi ser y empecé a repasar si había tenido un malestar o algo parecido que me diera un indicio de lo que pasaba, pero nada.

Luego recordé a su padre. Tenía cáncer, ¿ella también lo tendría y apenas se lo habían detectado?

La duda me carcomia y ella no hablaba. La miré con el ceño fruncido e hice un gesto con la cabeza para que continuara hablando, pero no lo hizo.

Thunder RoadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora