Capítulo 3

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No sé cuánto tiempo me quedé dormido después de aquello, pero los gritos de mi viejo que se escuchaban afuera, estaban martillando en mi cabeza, por lo que me levanté y vi el reloj que estaba en el mueble al lado de mi cama.

Apenas eran las doce del día. Hoy no había nada pendiente.

Carajo, acababa de llegar de un puto viaje de casi un mes y ayer fue un día de mierda, sin contar que hace unas horas había tenido esa plática incómoda con Zoe.

Me estiré de forma que algunos huesos de mi espalda tronaron y me apresuré a abrir la puerta para que mi padre dejara de ladrar.

-¿Qué pasa?-me recargué en el marco.

-Desde hace una hora Pres te busca y no estás en su oficina, tuve que venir-me jaló del brazo con fuerza y con pasos pesados pero veloces, nos dirigimos a donde Pres.

Mis pies descalzos a veces tropezaban con algunas botellas de cerveza que estaban esparcidas por el suelo, pero no perdí el equilibrio, por lo que en cuanto menos lo esperé, ya estábamos en la oficina de Pres con casi todos los miembros amontonados.

-Ve al frente-me empujó y yo me abrí paso entre todos hasta quedar al borde del escritorio.

Pres me miró por unos segundos y luego paseó su vista por todos los rostros que estaban ahí, o por lo menos los que se alcanzaban a ver.

-Ya que estamos todos, empezaré a hablar-toma una bocanada de aire-Algunos ya se habrán enterado, otros tal vez no tiene ni idea de porqué quise hablar con todos ustedes, pero sea cual sea el caso, quiero que lo oigan salir de mi sucia boca y no de otra que es aún más sucia.

El silencio era sepulcral. Yo ya sabía a donde iba esto.

-Voy a retirarme-alzó la mano cuando empezaron los murmullos y quejas-No porque yo quiero, porque si fuera por mí nunca lo haría, pero la vida cobra factura de todas las mierdas que haces.

Eso me dejó confundido, ¿por qué no iba directo al punto? Ahora qué mierda pasaba.

-Pres-me atreví a hablar-¿Qué mierda?

Pres me miró, lucía cansado y desmejorado.

- Tengo cáncer, Duff. - dijo cansado.

- ¿Qué? - grité -. ¿Por qué no lo dijiste antes?

- Porque no quería alarmarlos. Pero, me estoy sintiendo peor a cada momento. - suspiró -. Por eso, necesito que tú y Zoe, compitan por el puesto. Necesito saber que mi club, queda en buenas manos.

- Pero... - me callé -. Tenías que decirlo - reproché.

Alguien puso una mano en mi brazo y apretó.

- Duff - susurró Casper -. Por favor, no.

- ¿Por favor no, qué? - espeté -. Tú podrías haber dicho algo.

- Podría haberlo hecho. - estuvo de acuerdo -. Pero no era mi secreto para contar, Duff. Entiéndelo.

- ¡Éso es una mierda! - le grité a Zoe en la cara.

- ¡Duff! - me gritó Pres -. ¡No le grites a mi hija!

Resignado suspiré.

- ¿Todo ésto es un puto juego para ustedes? - gruñí -. La estúpida competencia, tu puta enfermedad... No entiendo por qué siquiera considerarían, dejarle la presidencia a una puta mujer. Todos sabemos para qué fueron hechas las mujeres.

Zoe jadeó.

- ¡Maldito imbécil! - chilló lanzándose a por mí.

La agarré de los brazos.

Thunder RoadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora