Acortando distancia

2.4K 124 2
                                    


   Es viernes y hoy tenemos una cena con los compañeros de trabajo de mi padre. La diferencia es que la cena de hoy es informal, debido a que no va toda la empresa, sino los compañeros amigos de mi padre y las familias, como siempre, entre ellos se encuentra Jung Kook.
Al tener esta libertad, decidí ponerme un vestido, uno simple, bordó y pegado al cuerpo, una camisa de leñador gris y negra, unas botas negras, cortas y con taco y un sombrero negro. Me arremangué las mangas de la camisa, me puse mi sombrero y decidimos salir de casa.
Una vez llegamos, todos me resultaban más o menos conocidos. Mi padre anteriormente me había presentado a sus compañeros en las fiestas. Saludé a todos y me dirigí a Jung Kook, quien estaba sentado en un sofá de espaldas a mí, concentrado en su celular. Al parecer él no se había percatado de mi llegada, entonces aproveché y desde atrás rodeé su fuerte cuerpo con mis brazos y abrí la cámara delantera de su celular, le sonreí a la cámara y besé su mejilla. Él se dedicó a sonreír encantadoramente, como solía hacer, reaccionando a lo que acababa de hacer. Le di la vuelta al sofá y él me indicó que me sentara en un lugar entre el costado del sofá y él, rodeada por su brazo. Me senté cómodamente y luego nos pusimos a hablar sobre la semana de cada uno.
Cuando nos sentamos todos en la mesa a comer yo me senté, obviamente, al lado de Jung Kook. Todo iba bien hasta que sentí como Jung Kook acariciaba con su mano mi pierna y luego la apretaba levemente, por debajo de la mesa. En ese preciso momento sentí como una oleada de calor recorría todo mi cuerpo y mis mejillas comenzaron a arder y al mirar a Jung Kook él simplemente me dedicó una sonrisa triunfante, como si se sintiera victorioso por confirmar que, con un simple roce, lograba que toda la compostura que yo tuviera desapareciera.
     Por mucho que supiera que ese acto era inapropiado, no podía quitarme su mano de mi pierna o, mejor dicho, no quería. Su mano se sentía tan bien, apretando suavemente mi muslo por debajo de la mesa sin que nadie se percatara de ese hecho. Decidí no quitar su mano, pues me gustaba y mi voluntad no era tan fuerte. De repente él comenzó a subir su mano hasta casi pasarla por debajo de mi vestido, en ese momento me levanté de la mesa, para que él apartara su mano, con la excusa de ir al baño. Me dirigí rápidamente al baño y, una vez dentro, me refresqué las mejillas ya que sentía que ardían y estaban súper rojas. Cuando estaba por salir, tocan la puerta del baño.
-Oye, ¿Estás bien?-escuché la voz de  Jung Kook.
    Abrí la puerta de golpe y lo miré con una cara sarcástica.
-Creo que si no hubieras hecho lo que tú sabes que hiciste, estaría mejor.- respondí
-Vamos, si te encantó, incluso ni te moviste. Pude sentir como te estremecías bajo mi mano.- dijo con una sonrisa pícara.
-Sabes que no se debe hacer ESO en público.- dije sonrojándome al recordar su tacto.
-¿A qué te refieres con ESO?, Deberías ser más específica.-dijo acercándose peligrosamente a mí mientras sonreía.
-Ya sabes...-dije sonrojada- Hacer esas cosas inapropiadas que no se deben hacer en público.
-Ah... ¿Te refieres a esto?-dijo sonriendo maliciosamente mientras me tomaba con una mano por la cintura y con la otra acariciaba mi muslo.
-¡Exacto!-dije apartándome.
-Que aburrida...
-¡Que pervertido!
-Eso no es ser pervertido, ¿Quieres que te muestre lo que es ser pervertido?
-¡No! Digo... no ahora.-dije sonrojada apartando la mirada.
-Ya verás cuando te tenga a solas.
-¡Jung Kook!
-Jajajaja, eres tan adorable sonrojada- dijo apretando mis rosadas mejillas. Me besó suavemente en los labios y entró al baño. 
      Yo me dirigí de regreso a la mesa. Parecía que nadie se había percatado de nosotros ya que estaban muy sumergidos en su amistosa conversación. Cuando todos terminamos de comer, yo salí afuera a ver el lugar, ya que estábamos en un lugar nuevo. Decidí sentarme en un sofá de exterior que había en una parte remota del jardín. Al rato Jung Kook vino hacia mi y se sentó a mi lado.
-Es un lindo lugar-dijo observando a su alrededor.
-Si, es verdad.
-Me gusta que hayas elegido este lugar tan apartado, eso me demuestra que verdaderamente soy irresistible para ti ¿Verdad?-dijo sonriendo maliciosamente.
     Al escuchar estas palabras comprendí que él tenía razón, esto parecía como si me hubiera sentado a propósito en aquel alejado lugar.
    Él me tomó de la cintura y subió mis piernas sobre las suyas.
-¿Qué haces?-pregunté sonrojada.
-Acorto nuestra distancia. Eres muy distante cuando hay otras personas cerca.-dijo haciendo un puchero.
-Te equívocas, yo solo soy decente.
-No, tu eres mía y tus piernas me están volviendo loco.- dijo pellizcando mi cintura con una mano y aparentando mi muslo con la otra.
     En un intento desesperado de separarle de mí, por miedo a que nos vean, logré quitarme de encima de él, pero luego me tomó aún más fuerte de la cintura y me puso a horcajadas sobre su regazo. Rodeó toda mi cintura con sus brazos y me sujetó tan fuerte que esta vez no podía zafarme de su agarre.
-¿Qué no me quieres?-dijo al verme forcejeando con sus brazos y haciendo una cara de falsa preocupación, debido a que él tenía en claro que yo realmente lo quería.
-Claro que te quiero, en especial así...¡Pero no ahora!
-¿Entonces cuándo? Me desesperas, mujer.
-No sé cuándo, cuando no haya público.
-Bien, te invito a mi casa de la playa. Mañana. Solos tú y yo, nadie más que nosotros. Pasamos el día y la noche juntos y al día siguiente, cuando tú quieras, te llevaré devuelta a casa.  Te soltaré solo si aceptas.
     Al escuchar esto mi corazón se aceleró a mil y, sin pensarlo dos veces, acepté asintiendo con la cabeza. El hecho de estar nosotros dos solos por prácticamente dos días me enloquecía.
     Jung Kook sonrió de una forma tan linda que no ayudó para nada a mi pulso tan acelerado.
-¡Ahora exijo que me sueltes!-dije entre risas.
-Todo menos tus piernas.-dijo haciendo un puchero mientras aflojaba sus brazos para así yo salir de encima suyo.
-Bien, pero sólo las piernas.-dije mientras colocaba mis piernas encima suyo y él las sujetaba firme pero suavemente, rodeando con un brazo mi cintura y volviendo a la posición inicial mientras sonreía triunfante.

Nadie Más Que Tú • [Jung Kook y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora