Nadie Más Que Tú • [Jung Kook y tú]

El capitán de basquet

Hoy es miércoles, y en la escuela tuvimos la segunda clase de Educación Física. Estas dos clases tuvimos basquet, deporte que, no es por presumir, pero se me da muy bien, además que me gusta. Mientras estábamos volviendo a casa con Jin, Ho Seok y Sook me di cuenta que no tenía mi campera. Me detuve un momento y comencé a buscarla en mi mochila.
-¿Qué buscas ___?-dijo Jin al verme revolver mi mochila.
-Creo que olvidé mi campera en el gimnasio.
-¿Quieres que te acompañemos?-preguntó Ho Seok.
-No, está bien, la buscaré yo. Ustedes adelántensen.-dicho esto me dirigí al gimnasio.
Al llegar al gimnasio desde afuera escuché unas voces, y recordé que a estas horas había un club practicando, pero no recuerdo cuál. Y cuando entro rápidamente pude reconocer que era el club de basquet masculino.
Me acerqué al chico que estaba más cerca de mí.
-Disculpa,-logré llamar su atención y de unos cuantos más que estaban cerca de él.-¿De casualidad has visto una campera de mujer por aquí?- un chico que estaba viendo se acercó hacia nosotros.
-¿Hablas de esta?-preguntó con mi campera en su mano.
-Si, gracias. Que alivio, la creí perdida.
-Jajaja, si, estaba sobre la banca. Sabíamos que tarde o temprano su dueña aparecería.- dijo con una sonrisa.- Oye, ¿Puedo preguntarte algo?
-Si, dime.
-¿No eres tú la chica del rumor que dice que juega muy bien al basquet?
-Bueno, admito que se me da bien, pero no creo que hablen de mi.
Entonces un chico saltó de atrás y dijo.
-¡Si, es ella! Yo la vi jugar el miércoles pasado en la clase de gimnasia.
Entonces otro chico se acercó a mi, era alto, uno de los chicos más pálidos que había visto hasta ahora, y me observaba atento.
-Es demasiado baja.-dijo el chico.
-¡¿Me estas llamando mentiroso?!- dijo el chico anterior de forma muy infantil, entonces yo me reí.
-Tal vez te equivocaste Nagisa, solo digo que no pareciera que jugara bien.
-Yoon Gi ella aún sigue aquí.-dijo el chico que tenía mi campera.
Así que este chico se llama Yoon Gi, pensé. Ese nombre lo había escuchado en alguna parte. Ya lo recuerdo, él es el capitán del club de basquet.
-Bien, veamos si es verdad.-dijo Yoon Gi dirigiéndose a mi. Yo lo miré confundida.-Juguemos uno a uno y veamos si Nagisa no se equivoca, el primero en encestar tres veces gana.-tomó mi muñeca.
-Espera, yo solo vine a buscar mi campera.-dije.
-¿Qué? ¿No te atreves a jugar conmigo?¿Temes a que te gane?
Quedé atónita ante aquellas palabras, reto aceptado. Me dejé llevar por él, dejé mi campera en un banco y fuimos a la cancha. Todos nos observaban, Yoon Gi tomó una pelota y me la pasó.
Luego de no mucho tiempo jugando, ya estábamos dos a uno. Yoon Gi uno y yo dos. Él tenía razón, yo era baja, pero ágil. Él se movía rápido, pero no tanto como yo. Cuando encesté por tercera vez gané.
Todos estaban incrédulos. Aún no podían comprender como lo había hecho, debido a que Yoon Gi era el mejor jugando basquet. Era.
-¡Si!-exclamé.-¿Quién es el mejor ahora, eh?-dije con una sonrisa burlona a Yoon Gi.
Él se quedó en silencio. Todos comenzaron a festejar mi victoria, mientras Yoon Gi me miraba, en silencio.
-Pero...-dijo-¿Cómo lo hiciste?
-No lo sé, ya que soy muy baja.-dije riendo.
-Bien, tú ganas, eres la mejor.-dijo.- Puedes presumirlo y contárselo a todo el mundo.
-No quiero eso en realidad.- le dije.- Ahora te reto yo a ti.- él me miró confundido.- Te reto a que logres ganarte el silencio de todos tus compañeros y que te sigan considerando el mejor jugador de basquet.-dije sonriendo.
-¿Qué?¿Por qué quieres eso?
-Por tu bien, tonto.-le respondí tomando mi campera.-Ahora si, adiós.-dije mientras me marchaba.

Cuando llegue a la puerta de la escuela vi a Jin. Al verme tomó sus cosas, que estaban apoyadas en el suelo, y me sonrió.
-¿Pudiste encontrar tu campera?-me preguntó.
-Si, ¿Qué haces aún aquí?-le pregunté.
-Me preocupaba que volvieras sola a casa, Hoseok acompañó a Sook a su casa y yo volví para acompañarte a ti.-dijo sonriendo dulcemente. Este gesto me provocó tanta ternura, que lo abracé con fuerza y él se sonrojó.-No puedo respirar.-dijo con voz entrecortada. Comenzamos a reír y emprendimos el camino de vuelta a casa.
    Unas cuadras antes de llegar nos despedimos, tengo el miedo de que si alguno de mis amigos ven mi casa o el vecindario en el que vivo, me miren de otra forma, no quiero eso. Por eso aún no invité a nadie a mi casa.