Como matar a un ángel.

Capítulo 7

Me levanté de la cama de un salto. Parecía que había descansado terriblemente bien, porque dada la situación del día anterior, ya sabes, eso de llegar a tu casa y darte cuenta de que alguien ha entrado, pensar que ha desaparecido una de tus amigas (Aunque en realidad no le había pasado nada) y descubrir que a pesar de todo el dinero que yo y mis amigas tenemos guardado en una caja fuerte (La contraseña es: 71526483, pero no se lo digáis a nadie) tan solo se han llevado, o al menos eso creo, una bola de nieve que parece tener poco valor. Creo que hay una palabra perfecta para describir todo lo que pasó aquel día: "Sospechoso"

Me puse las zapatillas que estaban a los pies de la cama y me las calcé, pero en el instante en el que lo hice, un escalofrío recorrió mi espalda. Miré hacia abajo y... Estaba lleno de agua.

Debía de haber una fuga... Y tan solo llevábamos en este apartamento unos días...

Salí de mi cuarto y seguí el río de agua que cubría todo el suelo. Miré en los baños por si alguna despistada de mis amigas se había dejado el grifo abierto, pero nada. Absolutamente nada. Todo estaba en orden. 

Un grito me sacó de mis pensamientos. Venía del piso de arriba. Sin saber po rqué, mis pies comenzaron a correr en esa dirección. Siguiendo aquel escalofriante sonido, llegué a la azotea del edificio, jamás había estado allí... Miré todo lo que había en el recinto con una mezcla de nervios y curiosidad a la vez. No había nadie. Mis ojos fueron a parar a un tanque de agua. Era varias veces más grande que yo, así que debía de ser el que acaparaba todo el edificio. Un pequeño chorro de agua se escapaba por debajo de aquella gran estructura de metal. Di un paso hacia allí y entonces la puerta de la azotea se cerró con un fuerte chirrido. Mi corazón comenzó a latir más deprisa. Alguien debía de haberla cerrado. Sino, te aseguro de que no se cerraría con aquella rapidez. A mi me había costado algo abrirla porque era un poco vieja... No podía ser tan fácil cerrarla... Tenía que haber sido alguien muy fuerte, bueno, al menos más fuerte que yo.

Miré a mi derecha, no había nada. Pero entonces, un grito salió de mi boca cuando miré hacia mi derecha y me encontré con Kai. Estaba sentado en el muro. Un paso en falso y caería desde seis metro de altura. Me dirigí a él. Pensaba preguntarle qué hacía allí, sin embargo, llegado el momento, me quedé completamente muda.

-No te lo creas todo. -Dijo antes de hacer una larga pausa, que nada más rompió para añadir una palabra. -Princesa.

Dicho aquello, dejó caer su cuerpo hacia el vacío. Pocos segundos después sonó la potencia de la caída. No podía mirar. No era capaz de acercarme a ver el cuerpo, probablemente aplastado contra el asfalto unos 20 metros de altura debajo de mi.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Pero entonces, unos golpes dentro del tanque de agua me hicieron mirar hacia aquel lugar. 

Rápidamente subí las escaleras que me separaban de una pequeña puerta de metal por la que debían de entrar los fontaneros cuando había una avería en el tanque. 

Cuando la abrí, una espeluznante imagen se alzó ante mis ojos. El cuerpo de una chica yacía en el tanque. La intenté sacar, pero como pesaba mucho, me ayudé de una cuerda que había tirada en cima de una silla de plástico. Cuando saqué el cuerpo, me fijé en su cara. Estaba horrorizada. Unas costuras recorrían el rostro de aquella chica. Se la veía tan joven... Probablemente de mi edad, sin embargo, allí estaba. Helada, sin pulso, completamente muerta.

Más bien asesinada. Brutalmente asesinada.

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FIN DEL CAPT. 7 GRACIAS POR LEER