-Cállate... La vas a despertar.
-Cállate tú... No se como pudimos ser hermanos...
-¿Por qué trajiste a Kira?
-¿Qué por qué la traje? Ya te lo expliqué... Te dije que se quedó dormida y no sabía su dirección.
-Habérmela preguntado. ¿Porqué durmió en tu cama?
-¿Y dónde querías que durmiese, en el suelo?
Escuchaba las reconocibles voces de Aiden y su hermano, Derek. Pero yo estaba demasiado dormida para prestarles atención.
-Podía haber dormido en mi cama...
-Eres tonto, Denny...
-Tenía que protegerla.
-¿Protegerla? Creo que lo sabe todo. Capullo.
-¿Lo sabe todo?
-Se suponía que no la podías dejar sola.
-¿Querías que la acompañase a mear?
-Solo quería que te asegurases de que estuviese bien...
-Si tanto te importa, acepta tú el cargo. Para mí ya es bastante dificil. ¿Sabes lo de sus pérdidas de memoria? -Y tras escuchar esas palabras, no tenía ni idea de que hacer ¿Hablaban de mi? Yo no tenía perdidas de memoria, sino... Lo recordaría. Bueno, tal vez olvidase también eso... Pero estoy segura de que no es así. Si lo fuese, debería de notar que me falta algo y...
-Tío, no vallas por ahí. Sabes que no hay otro modo... -Dijo Derek. ¿Qué narices pasaba aquí? Empecé a darle vueltas a la conversación de ayer con Aisha... ¿Y si Aiden era un ángel caído? Una sensación de pánico me inundó. Demasiados libros Kira... Deja de hacer una montaña con un grano de arena. ¿Cómo va a ser Aiden un ángel caído? Cada vez que pronunciaba esas palabras, hacía que creyese menos en la existencia de estos seres... Son tan solo cuentos...
El tono de mi móvil hizo que me despertase por completo. Se me habían olvidado por completo mis amigas, no deben de saber ni donde estoy, ni que me ha pasado... Absolutamente nada. Fingí despertarme, como si no hubiera escuchado la conversación anterior entre Aiden y su hermano...
-Bunos días. -Dijo Derek al ver como me incorporaba.
-¿El que suena es mi móvil? -Pregunté con una voz adormilada que me salió completamente natural.
-Sí, eso creo, cuando te dormiste en el coche te llevamos aquí, y para que descansaras bien, te quitamos el bolso y los zapatos, espero que no te moleste. -Negué con la cabeza dando a entender que no estaba molesta, es más, no soportaba la idea de haber sido una carga para ellos. Me levanté de la cama y cogí el teléfono.
-¿Sí?
-Hola -Dijo una voz masculina. Claramente, no era de ninguna de mis amigas. Era de, ni más ni menos que mi primo. Aquel al que había llamado hacía unos días... Pero claro, Aiden me despistó y le pedí que me llamase luego... Me sorprendió que lo hiciera, porque es la persona más olvidadiza que conozco.
-Hola Jorge.
-¿A qué se debe el placer primita?
-Eso tendría que preguntarlo yo, eres tú quien me está llamando...
-Ya, pero te llamo porque tú me llamaste antes...
-Vale, pues lo único que quería preguntarte era que... -Mi voz se fue apagando y hasta yo misma lo noté.
-¿Sí?
-¿Qué tal está él?
-Ah... Bien. Lo llevaron otra vez al hospital, pero ya ha salido y está en casa. Los médicos dicen que llegará a los 20 años... Es una muy buena noticia.
-Ya...
-Kira. -Ambos nos quedamos callados. No era uno de esos casos en que no sabes que decir. Era lo contrario. Había tanto que decir que preferías quedarte en silencio.
-No hace falta que digas nada.
-No. Si que hace falta que diga algo. Eres una cobarde, en todo este tiempo no has venido a verle ni una sola vez al hospital ¿Porqué? Erais inseparabales...
-Porque no me planteaba que mi primo pequeño tenga fibrosis quistica, porque no se que decirle cuando le vea en una camilla de hospital. Que se supone que debo decir ¿Todo está bien? ¿Te vas a curar super pronto? ¿Quieres que le mienta o debo decirle que se morirá antes de poder terminar la universidad?
-Solo ve a verlo. Cuando está en el hospital no para de preguntar por ti... Sino, sería muy triste que la próxima vez que os vierais él estuviese en una caja de madera.
-No digas eso.
-Escucha... Lo siento. ¿Crees que esto no me afecta?
-A mi también ¿Sabes lo que me costó dejar de llorar cada noche?
-¿Porqué no vienes un día hasta casa?
-Vale...
-Ven hoy... Él te necesita.
-Bien, iré hoy...
-Me sorprende que madrugases tanto hoy... ¿Sabes que son las 10 de la mañana?
-Ja ja ja. -Dije sarcásticamente.
-Oye... Siento todo lo que te acabo de decir...
-No te preocupes... Te quiero.
-Y yo.
-Adiós.
-Adiós. -Acto seguido colgó el teléfono, aunque pasaron minutos y seguía teniendo el móvil pegado a la oreja. Noté unas ganas tremendas de dejar de llorar, pero era imposible.
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FIN DEL CAPT. 16
GRACIAS A @merylithe POR DARME ANIMOS. UN BESAZO Y GRACIAS POR LEER.
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Como matar a un ángel.
RomanceCuando Kira, una chica de 19 años, comienza un nuevo curso en su instituto, conoce a dos chicos, a cada cual más intrigante... Pronto se dará cuenta de que no son personas como tú o como Kira... Un secreto enorme hará que la vida de Kira se vuelva d...