Capítulo 12

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La sangre se escurría por el suelo del recibidor. El olor a alcohol y cigarrillo emanaba de él e inundaban mis fosas nasales. Todo parecía normal, todo parecía lo mismo de siempre; las golpizas y los llantos de mi parte.
Jala de mi cabello con fuerza, haciéndome gritar de dolor y retorcerme.

—Ya me tienes harto —escupe—. Siempre con las mismas excusas, ¿cuándo piensas pagar todo lo que te he dado de comer, cerdo inmundo?

¿Por qué insistir? No me lleva a nada...
Me reincorporo y saco el dinero de dentro de mis zapatos. Ver a tu padre y escuchar sus exigencias no era algo bueno para un niño de doce años como yo, aunque... ¿qué podía hacer?
Siento su patada sobre mis costillas, soy capaz de escuchar su crujir continuo. Lo escucho sorber su nariz mientras aplasta mi cabeza contra el suelo, con su pie.

—Ah... al fin aprendes a no mentirle a tu padre... —habla— ahora te daré un pequeño regalito.

Siento su gran mano obligarme a levantar la mirada, para solamente encontrarme con un pene erecto sobre mi cara.

—Antes de que venga tu madre... acepta el regalo...

Asco...

Asco...

Asco...

Más... asco...

¿Por qué le intereso de esta forma?

¿Por qué me hace este tipo de daños?

¿Por qué hace conmigo lo que también hace con mamá?

Las razones de mi triunfo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora