Me había puesto a pensar en excusas baratas, en justificaciones indebidas, en maneras de no creer lo que Carl acababa de decir. No podría ser él, claro que no. Me había propuesto a demostrar de todas las maneras posibles que aquella hipótesis sin sentido era falsa. Porque había caído estúpidamente enamorada de aquellas palabras que brotaron de la boca del hombre frente a mí: La persona a quien amo es Helen Mccartney.
—No puede ser... —dije de inmediato, y tenía buenas razones para decirlo. Primero, La última vez que ví a Raphael fue hace una semana, prácticamente me la pasé con él todo el día.
—Eso fue lo que arrojó la muestra de ADN que obtuvimos en la escena del crimen...
Su insistencia me hace enojar, es como si quisiera convencerme de que él es el asesino de mi papá, y probablemente tenga razón, pero... ¿tenemos pruebas suficientes para inculparle? ¿Acaso él apareció en las grabaciones de las cámaras de seguridad de aquellas zonas?
Le aviso a Carl que iré de inmediato al departamento, y que iría con Raphael. Necesitaré engañarlo, porque a pesar no creer que él haya sido, no podría decirle: "Oye, te han inculpado de asesinato y debes acompañarme a mi trabajo, ¿quieres venir?".Noto su mirada confundida, que me atrae a él al igual que un imán. Tomo una buena bocanada de aire antes de pedirle que me acompañe al trabajo, por una simples cosas que debo hacer.
Él accede sin dudarlo dos veces, y dentro de unos pocos minutos, estamos donde deberíamos estar.Apenas abrí las puertas de cristal, y quienes estaban dentro vieron el rostro de Raphael, automáticamente aquello se había transformado en una firma de autógrafos que un simple interrogatorio.
Veo a Carl y Renée con el rabillo del ojo, tomándome de la mano. Instintivamente tomo a Raphael de la oreja para que me siga.—¿Cómo es que lo trajiste contigo? —la voz chillona de Renée me hace cerrar la garganta, para evitar que hable—. ¿Y cómo es que lo conoces en persona y yo no?
—Eso es lo que más te importa, ¿no?
Ella se encoge de hombros.
—Necesito aplicar tus técnicas.
Después de un intercambio de palabras y casi insultos, llegamos a la sala de interrogación. Según Carl, Dave ya se encontraba ahí, preparado para iniciar con las preguntas. Raphael me sigue viendo, confundido, con un ceño fruncido y unos brazos cruzados que demuestran su frustración.
—Entra... —él duda por unos segundos, antes de pasar el umbral de aquella puerta. Me dirijo de inmediato a la otra habitación continua a la sala de interrogación, dónde puedo ver y escuchar todo lo que hablan.
Me cruzo de brazos, Renée hace lo mismo. Ambas estamos más que desesperadas por saber qué diablos dirá Raphael.
—Ralph, ha pasado un tiempo... —Dice Dave, sonriendo ladeadamente.
—Y hubiese sido más si no fuese porque Helen me obligó a venir —suspira pesadamente—, ¿qué se te ofrece?
Dave frunce el ceño, para luego apoyarse sobre la mesa que les separa.
—¿Conoces a Richard Mccartney?
—Sí —responde Raphael—, Helen me lo presentó hace poco. También sé que está muerto...
—Vaya... sí que te informas.
—¿Podrías ir al grano, Dave? No tenemos mucho tiempo —pide Renée por medio del micrófono.
Dave inspira un suspiro, como intentando canalizarse. Sabía que debía ser precavido, sobre todo porque realizar preguntas capciosas era difícil.
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Las razones de mi triunfo.
Gizem / Gerilim¡¡¡FINALIZADA!! Soy guapo; debo admitirlo. Soy talentoso; y cada que me lo dicen, finjo estar nervioso y pido que paren. Y sobre todo, soy muy reconocido; eso hace que tu trabajo sea el mejor y más amado por todos. Aún no sé qué diablos me pasaría...