La invitacion

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Sasuke se adentro en su oficina, llamando la atención de su acompañante, quien solo atino a dar un Respingo en su sitio, más no levanto la mirada de aquellos documentos, que se esmeraba en leer con suma concentración, todo con tal de evitar mirar a la cara a su jefe.

Sasuke noto este detalle, y sonrió, conocía mejor que nadie a Naruto, y sabia que se encontraba avergonzado. De hallarse molesto, seguramente en este preciso instante estaría dándole el ultimo adiós a su preciada descendencia o, en el mejor de los casos, se hallaría inconsciente, decorando el pulcro piso de su oficina con tinte escarlata...

Además, que el bonito sonrojo que su rubio tenia en las mejillas era bastante delator.

Inspiro un poco más de aire del normal y avanzo hasta su escritorio, tomando el sobre de la discordia, más le valía a la comadreja que tenia por hermano que fuese de importancia o bien podía despedirse de su hermoso cabello*.

Al abrir el sobre, se encontró con dos lujosas invitaciones, adicional a esto, venia anexada una nota, la cual tenia impresa la pulcra caligrafía de Itachi.

Saco las invitaciones, mirándolas por encima y notando que eran las invitaciones de las que su hermano y la pareja de este le habían hablado; el pase para la apertura de la galería de arte de Deidara.

Una sonrisa ladeada se instalo en su rostro, pero, fue sustituida por un gesto de fastidio, al leer la nota que le había enviado su hermano.

"Sasuke:
Tal y como te habíamos dicho, aquí están las invitaciones a la inauguración de la galería de arte de Deidi. Trae a Naruto y no a la teñida que tienes por asistente...

También recuerda la importancia de usar protección, ten en cuenta que los hijos van después del matrimonio. Y asegurarte de que pueda caminar.

Con amor, tu amado hermano mayor, Itachi.

Pdt: recuerda usar protección y lubricante 😏"

Con molestia, tomo la nota y la tiro a la trituradora. Su hermano, aquel que se había casado cuando estaba gestando, no era ejemplo para venir a darle consejos de castidad y moral. La buena noticia era que tenia una excusa perfecta para estar con Naruto, y era una oportunidad que no planeaba desaprovechar.

—Naruto— llamo, el antes mencionado, rápidamente levantó su cabeza, y al parecer, por la brusquedad de su acción, termino atragantándose con su saliva, causando preocupación y ternura en el Uchiha, quien llevaba buen rato observándolo.

—mande— contesto agitado, una vez pudo hablar con normalidad, mientras miraba a cualquier otro sitio, siempre y cuando este no fuese la cara del menor de los Uchiha.

—disculpame por lo de antes, no era mi intención espantarte. Quería avisarte que mañana debes estar un poco más temprano en la oficina, tenemos que dejar la mayor cantidad del trabajo hecho, puesto que tu y yo tenemos que salir a resolver algunos asuntos — aviso el menor, mientras observaba fijamente al rubio, notando con satisfacción el como este rehuía de su mirada.

—¿sucede algo? ¿hubo algún problema con la empresa?— pregunto angustiado, mirándolo detenidamente.

—Nada de eso ocurre, contestando a tu duda, Naruto, es una cuestión más personal que nada— dijo, notando como el rostro del rubio se iluminaba de rojo y desviaba nuevamente su mirada. —antes de que te formes ideas raras, no es lo que te estas imaginando— cortó rápidamente al rubio, al notar como este se preparaba para soltarle mil y un improperios. Osea, si quería hacerle cosas raras, en verdad muchas, pero aquello no se puede decir y aún no era el momento adecuado para insinuarle sus intenciones poco decentes. —lo que sucede, es que la pareja de Itachi y este, darán una fiesta por la apertura de la galería de arte que acaban de terminar, por lo que necesito que me acompañes. No solo debo asistir a ese evento por cuestiones personales, también debo tratar con personas que podrían convertirse en potenciales accionistas, así que es de suma importancia que tu estés presente. También es un pedido especial de los dos, de hecho, la invitación fue mandada a hacer especialmente para ti — le explicó, para después tomar la hermosa invitación, la cual se encontraba marcada con el nombre del rubio y pararse de su cómodo asiento, y entregarle en sus manos la invitación al evento.

—pero, Teme, yo no puedo ir a este evento, es una de las reuniones más esperadas y exclusivas del año. Pocos tienen acceso a ellas y yo... Yo simplemente no puedo— dijo con temor después de leerla, para depositar la invitación la invitación de vuelta en las manos de su jefe.

[...]

Chino, que se encontraba pegada a la puerta durante todo este tiempo, escuchaba con sumo placer y satisfacción como ese rubio viejo y poca cosa, declinaba a la invitación que le había ofrecido el Uchiha. Ese muerto de hambre no se merecía tales consideraciones, debía ser ella quien llegase de brazo del Uchiha a aquella fiesta, era ella quien verdaderamente se merecía estar allí y no ese idiota, así que se quedaría a esperar, con regocijo, como su jefe desistía de llevar al rubio y salia a entregarle su respectiva invitación, así como debía ser desde un principio.

[...]

—claro que puedes ir, de hecho, debes ir como mi acompañante, dobe, recuerda que aquello se encuentra estipulado dentro del contrato. La inauguración es el sábado, mañana iremos los dos a buscar los trajes que usaremos para la velada. Además, sabes que si Itachi se entera que rechazaste la invitación, no habrá poder humano que te salve de la molestia que en ocasiones llega a ser, así que lo mejor es que me acompañes— explicó, valiéndose de todas sus artimañas para lograr convencerlo.

—esta bien, teme. Iré al dichoso evento — dijo desganado y sin ninguna otra alternativa el rubio. Se moría por volver a ver a Itachi, conocer a Deidara y al primogénito o primogénita de estos dos. Pero de lo que si no tenia ni un poco de ganas, era de rodearse de gente estirada, hipócrita y falsa, que solo esperaba estos eventos, para fardar de cuanto dinero tenían bajo sus traseros... Ya había tenido suficientes malas experiencias con aquello, como para desear repetirlo de nuevo.

[....]

Hasta aquí...

Perdón por la tardanza. Ya me pondré juiciosa a escribir. Tuve problemas por el trabajo, los estudios y todo eso, pero ya puedo consagrarme a ustedes de nuevo.

Gracias por su apoyo.

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