Capítulo 6

94 17 4
                                    

 Cuando Lightning salió, preparé el sofá para que fuese apto para dormir pues, al haberle cedido mi habitación a Laina, no tuve en cuenta que eso me dejaría a mí sin cama. Sin embargo, no era algo que me importase, pues ella la necesitaba mucho más que yo. Después, preparé todo lo que consideré necesario para salir de viaje. Viaje... era la primera vez que lo iba a hacer, y esa idea me ponía tan contenta y tan nerviosa que ni siquiera sabía qué coger primero. Opté por llevar un pequeño bolso con las hierbas, vendas y frascos más esenciales, ya que, conociendo la misión de Lightning, lo más probable era que acabásemos necesitando todo. Seguidamente, cogí una mochila en la que meter ropa ligera y fácil de lavar, además de algunos alimentos en conserva, y los guardé estratégicamente para que no ocupase demasiado espacio. Por suerte, no pesaba mucho, pues si algo tenía seguro es que íbamos a andar mucho. Por último, recordé lo que Lightning dijo, lo que más necesitaba era "sobre todo un arma" por lo que, sin hacer mucho ruido, entré en mi habitación y cogí mi sable-pistola del armario.

Antes de acostarme, lo dejé todo sobre la mesa en la que Lightning había dejado sus armas durante la cena. Extrañamente, parecía una mesa construida para eso, y me permitiría coger todo rápido para salir. Cuando miré a mi derecha, reparé en un pequeño objeto que no era mío y, cuando lo cogí, me di cuenta de que era una pequeña daga que tenía un aspecto nuevo, pero cuyo diseño era muy antiguo. Reparé en que, casi con toda seguridad, eso pertenecía al Redentor, por lo que lo dejé dentro de mí mochila para poder devolvérselo. Cuando acabé, miré el reloj, y conté las horas que tendría para dormir. Siendo muy optimista, quizá unas cinco. Por suerte, yo era de las personas que tenían una habilidad increíble para dormirse rápido...

Ni siquiera me di cuenta de que el sol había dado comienzo a un nuevo día cuando tuve un extraño despertar. Sin abrir los ojos, al principio apenas era consciente de lo que me rodeaba y, por un momento, me sentía como en una nube. Pero aquello no duró mucho, mis sentidos comenzaron a despertar y podía sentir una mano fina aferrando mi hombro con fuerza y delicadeza al mismo tiempo. Sin embargo, mi cuerpo no estaba dispuesto a despertar aún, a pesar de que mi mente era mucho más rápida.

-Eurielle – dijo una voz suave pronunciando mi nombre-. Eurielle... - me apartó el flequillo de la cara-.

Solo entonces, encontré la fuerza para abrir los ojos y, tras enfocar la vista con claridad, encontré una profunda mirada azul frente a mí. Por unos segundos, me quedé estática y perdida en esa imagen, de una manera u otra disfrutando de aquella belleza tan natural. Lightning estaba sentada junto a mí, con las piernas cruzadas, la vista puesta en mí junto a un rostro completamente relajado que nunca había visto. Sentí mi corazón parar, aunque, en realidad, latía anormalmente rápido.

-Por fin despiertas – volvió a su tono neutral y apartó sus ojos de mí-. ¿Lo tienes todo listo?

-Eh... - me incorporé lentamente-. Dame un segundo – bostecé y me estiré, lo cual consideraba un pequeño placer de la vida-. ¿Me repites la pregunta? – me rasqué la cabeza-.

-Que si tienes todo listo – hizo una mueca alegre, aunque no llegaba a ser una sonrisa-.

-Ah, sí... Sí. ¿Qué hora es?

-Las nueve – la miré con cada de fastidio, era demasiado temprano-. Mis días comienzan a las seis, así que te tendrás que acostumbrar. Terminé algunos asuntos por Luxerion para darte algo de tiempo y para aprovechar las horas, pero aquí ya no tengo nada que hacer, al menos no por ahora.

-Espera, espera, ¿las seis? – ella asintió, era exactamente lo que acababa de decir-. ¡Ah, pero yo no quiero madrugar!

-Siempre te puedes quedar aquí.

Final Fantasy XIII: Mi RedentorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora