Capítulo 19

61 13 0
                                    


Con la duda plasmada en su agitada respiración y aquel sepulcral silencio, dirigió a Odín al lugar de origen del Caos. Al contrario de lo que había sentido anteriormente, allí no pude percibir pereza ni malestar propio; no me ahogaba. Más bien, parecía que oprimía a la persona que lo causaba. Llegamos a una nave estrellada contra una montaña y percibir luz emanando de su interior. Alguien vivía allí, y, por lo que parecía, solo. Bajamos del fiel Odín, el cual se quedó cerca pastando y, siguiendo el camino que Claire trazaba, acabamos frente a una improvisada puerta. Al parecer, ese lugar era usado como casa, o quizás como escondite. Alcé la mano para tocar, pero mi compañera me detuvo y, con duda, empujó con suavidad aquel trozo de madera, como si supiese qué iba a encontrar dentro.

-Sazh – dijo Claire llenando el silencio, y fue entonces cuando me percaté de que alguien estaba sentado en un sofá-.

-Vete, Lightning – respondió el hombre con pura amargura, decidí permanecer callada-. Marchaos las dos – añadió cuando alzó la vista-.

Claire se paseó por la habitación, buscando algo con la vista, aunque, al mismo tiempo que ella, encontré a alguien. Un niño estaba tendido en una cama y parecía apaciblemente dormido, pero algo me daba mala espina. Me acerqué para comprobar su estado y pude sentir que estaba ligeramente frío, aunque había algo distinto en él, no era una enfermedad.

-Aléjate de mi hijo – se levantó enfadado y se dirigió hacia mí-.

-Eh, Sazh, tranquilo, ella está conmigo. Es curandera – respondió ella interponiéndose rápidamente en su camino-.

-No necesita que lo curen – respondió de mala gana-.

El Redentor se acercó a mí y al chico y, tras pasar sus dedos por una zona que reconocí como el espacio del alma, miró incrédula al niño. Carraspeó, visiblemente incómoda, y fue entonces cuando comprendí que no había sentido nada. Estaba vacío. Sazh cayó derrotado en el mismo lugar en el que lo habíamos encontrado y escondió su rostro entre sus rodillas. ¿Cuánto tiempo llevaría aquel hombre sintiéndose así? Claire se sentó junto a él y, siendo evidente que no estaba acostumbrada a ofrecer consuelo, frotó su hombro con mirada compasiva, gesto que él aceptó.

-¿Qué le ha pasado a Daj? – preguntó con voz suave-.

-Un día, mientras jugábamos, el Caos lo atacó, pero no lo mató. Se quedó con su alma y ésta se fragmentó. Desde entonces está en ese estado – era evidente que le costaba narrar lo ocurrido-. He recorrido cada palmo de cada ciudad, buscando los pedazos de su ser, y no he sido capaz de encontrar ninguno. Si los reuniese, podría volverla a su estado inicial en esa caja y despertaría.

-¿De dónde has sacado esto?

-De una chica llamada Lumina.

-Sazh, no sé cómo decirte esto, pero Lumina...

-¿Qué pasa conmigo? – dijo de repente una voz infantil-. No irás a decirle que le mentí después de haberme dejado el trasero buscando esa caja. Lightning, Lightning, Lightning... como Redentor sabes que funciona.

-Como Redentor, sé que hace algo y que es poderosa, pero no si es útil.

-Entonces pruébalo, ¿no te parece? De todas formas, no es que te sobre el tiempo.

-¿Tú eres el Redentor? – preguntó Sazh casi sorprendido-. Ni siquiera sé de qué me extraño. Tú siempre fuiste la más especial de nosotros – reparó con desdén-.

-Qué emotivo – cortó Lumina con ironía-. Más vale que te des prisa si quieres salvarlos – caminó hacia la puerta y alejó su presencia de la casa-.

Final Fantasy XIII: Mi RedentorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora