Capítulo 9

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Admiré asombrada la gran y hermosa construcción que se erigía ante mis ojos, aunque, con rapidez, detecté un problema que podría frenarnos seriamente; un muro demasiado alto como para escalarlo y un guardia apostado a cada pocos metros. Se lo comenté al Redentor y, tras llevarse la mano a la oreja, me explicó un plan. Ella debería crear una explosión lo más fuerte posible para poder derrumbar la gran estatua que decoraba el centro del patio para, de esa manera, abrir una brecha en el muro y tener acceso al palacio.

-No... hay demasiada gente. Podrían salir heridos.

-No si es controlada – dijo pensativa-. Necesito pólvora – se acercó a un cartel y, tras arrancarlo, leí que daban una función especial, "El Canto del Redentor"-. Y necesito ser parte de esta función.

Sin más explicaciones, se dirigió a hablar con el que parecía el director de la función, por lo que me limité a seguirla y permanecer en silencio. El director estaba tan centrado escuchando las "ideas" de Lightning que ni siquiera se fijó en que yo estaba cerca. ¿Se sentiría así el pasar desapercibida? No me parecía tan malo después de todo. Para mi sorpresa, el director aceptó casi sin poner pegas pensando que sería el espectáculo más maravilloso del siglo. Como condición, le dijo que ella misma tenía que conseguir la pirotecnia adicional y el traje con el que actuaría.

-Los cohetes se los podemos pedir a los que marcan las horas con ellos. El traje... es un premio del Desolladero.

-No me gusta ese nombre – respondí poco convencida-.

-Tranquila, no será para tanto.

Camuflándonos entre la creciente multitud, pudimos avanzar y, poco a poco, conseguir la pólvora que necesitábamos. Todo fue una tarea fácil de realizar hasta que uno de los pirotécnicos estaba ebrio, pues era muy complicado mantener una conversación coherente con él.

-Sholo shi – hipó- me traaaaes Licor d-de Baco... te losh daré.

-No tengo tiempo para esto – avanzó hacia él enfadada, yo la detuve-.

-Tranquila, puede que ese sea su deseo, Redentor – le susurré mientras la tenía aferrada por el hombro-. Se lo traemos, él queda contento y puedes matar dos pájaros de un tiro.

- ¿Y dónde podemos encontrarlo?

-Es un licor de lujo, ¿probamos en el Banquete del Patrón?

-Buena idea – dijo algo pensativa-. Eres un genio, ¿lo sabías?

Me sonrojé ligeramente ante ese halago y proseguimos nuestro camino haciéndonos paso entre la multitud, lo cual era más fácil para Lightning, pues veía por encima de muchas de las personas, pero que se dificultaba para mí, ya que mi vista se veía continuamente reducida por hombros o espaldas. Dándose cuenta de esto, el Redentor me agarró de la muñeca y me guio hasta un lugar menos atestado. Ante ese contacto, mi corazón se aceleró un poco, y me hizo sentir nerviosa, pero tan bien al mismo tiempo. No quería que ese momento acabase, aunque lo hizo. Una vez entramos en el restaurante, pedí la botella y, tras pagarla, el camarero me la dio con una bonita decoración, por lo que supuso que sería un regalo. Buscamos de nuevo al pirotécnico, y Lightning se fijó en unos carteles. Cerca del lugar al que nos dirigíamos, había una mujer vestida de chocobo, pero, sin esperarlo, nos paramos a hablar con ella.

-Hola, señoritas – dijo muy animada-. ¿Cuáles son las palabras mágicas?

-Miau, miau, choco-cho – respondió el Redentor con su característica neutralidad-.

-Oh, venga, dale un poco de vida, mujer.

- ¡Miau, miau, choco...! - repitió gesticulando, aunque paró al sentirse ridícula-. Ah – suspiró frustrada-. No merece la pena.

Final Fantasy XIII: Mi RedentorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora