Yue, Mizuki, Momiji, Sayuri
Yue.
Sus hermanas habían desaparecido y la gente la había guiado hasta alguna parte desconocida de la ciudad, estaba confundida y tenía mucho miedo, no sabía que hacer ahora, intento tranquilizarse, al parecer no se veían guardias por ningún lado así que no tenía que preocuparse de eso por el momento.
-¿Qué harían mis hermanas en una situación así? –se preguntó mientras comenzaba a caminar en cualquier dirección. –Seguro Sayuri ya hubiera llegado al pasadizo, Momiji estaría caminando por toda la ciudad buscando la salida y Mizuki seguro ya se hubiera detenido a preguntar por indicaciones, ¡eso es! Solo tengo que preguntar-
Yue se acercó hacia una de las personas que caminaban por ahí.
-señor, disculpe, me podría decir donde...- pero el hombre ni siquiera se había detenido a mirarla simplemente había seguido su camino- pero que descortés- dijo Yue, así que se dirigió a la siguiente persona, pero estaba vez una señora solo le había dicho que se alejara y había seguido su camino
Yue lo intento dos veces más obteniendo resultados similares, su ánimo comenzó a decaer de nuevo y ya estaba demasiado cansada para hacer otro esfuerzo, por lo que se sentó en la primera banca que vio junto a una posada.
Ahí descanso unos minutos pensando en cuál sería su siguiente movimiento, si se adentraba sola en la ciudad corría el riesgo de perderse aún más, ¿Qué podía hacer entonces?, ninguna idea pudo surgir, por que en aquel momento una mujer joven, de unos treinta años aproximadamente, de rostro amable salió y mirándola de pies a cabeza le dijo:
-¿Qué haces ahí descansando? ¡Entra vamos! Hay mucho trabajo que hacer- la mujer tomo de la mano a Yue y antes de que ella pudiera decir nada la arrastro hasta dentro del restaurante, le quito la capucha que dejo en un perchero cerca de la entrada y le dio un mandil y una charola.
-la mesa cuatro y cinco están esperando que tomes su orden y la siete necesita limpieza, vamos que no tengo tu tiempo- le dijo la mujer en un tono divertido y jovial dándole un pequeño empujón.
Yue no sabía que hacer pero la mujer la miraba fijamente por lo que se dirigió a las mesas que le había señalado y retomando las palabras que le había dicho la mujer pregunto:
-¿disculpen, puedo tomar su orden?- Los dos jóvenes que se encontraban en la mesa al ver lo hermosa que era Yue quedaron embobados con ella.
Yue escuchó atentamente todo lo que le pidieron y después se dirigió a la siguiente mesa e hizo lo mismo, cuando terminaron de ordenar, fue hasta la barra donde se encontraba la mujer que le había dado órdenes y le recito los pedidos.
-¿de dónde estás leyendo todo eso?- pregunto la mujer
-no lo estoy leyendo, lo recuerdo todo de memoria- respondió Yue
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Jaula de oro
FantasyUna jaula sigue siendo una prisión aun que sea de oro. Las cuatro princesas de reino de Kytan han estado encerradas dentro del palacio toda su vida. Rodeadas de los mas costosos lujos y de todos los caprichos que pudieran pedir. Una vida que cualqu...