El hombre del saco

Capítulo III

Abril Miller

Yaco me hablo sobre un duende que se esconde en el jardín de la casa, nadie puede verlo porque si es descubierto desaparece para siempre y eso estaría mal, porque los duendes son seres mágicos que cumplen deseos a los niños.

Yo le pedí un deseo al duende, quería más que nada comer milanesas, y el duende me escucho, porque esa misma noche mi mami cocinaba mis tan deseadas milanesas.

Yaco y Tomas estaban en el living de la casa mirando tv, mientras yo, junto con mi muñeca Sofí, mirábamos a mami cocinar esas milanesas que le salían increíbles.

La puerta se abrió, era papi que llegaba del trabajo. Corrí hacia el y me alzo en sus brazos para terminar abrazándome, amaba cuando hacia eso.

Parece que el duendecillo no era tan mágico después de todo, porque mi deseo no pudo cumplirse.
Mi cabeza esta totalmente en negro, no puedo recordar nada de lo que sucedió después de eso, solo recuerdo ver a un hombre con un saco saliendo por la puerta que nos dirige al jardín.

Mami y papi estaban dormidos, al igual que Tomas y Yaco, quise despertarlos pero no pude hacerlo.

No recuerdo nada más, pero la gente que vino por mi después de que todo terminara no lo entiende. Pasan mucho tiempo preguntándome cosas y yo solo quiero irme con mi mami. ¿Por qué no viene a buscarme? ¿Se olvido de mí? Me siento sola y a nadie parece importarle, solo me preguntan por el hombre del saco, me hacen hacer dibujos, mirar figuras y hablar con gente que no conozco.