Capítulo XXX

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Abril Miller

3 meses han pasado desde aquella noche en la cabaña de Bruno donde mi vida cambio por completo. 3 meses desde aquel llamado proveniente del hospital confirmándome la muerte del único hombre que me amo realmente.

La tristeza me invadió por completo esa mañana, no pude siquiera contestar aquellas palabras que poco a poco iban rompiéndome el corazón -No pudimos reanimarlo Abril, lo siento- Aun hace eco en mi mente, llenándome de angustias, haciéndome sentir la persona más solitaria sobre la faz de la tierra.

Algunos días el animo no ayuda y prefiero no salir de la cama. Otros, en cambio me siento con energía y necesito buscar justicia, Liam aun no tiene una sentencia firme y presiento que hasta que no se lleve a cabo nadie podrá descansar en paz.

Decido que hoy es un buen día para ir al cementerio a llevarle flores a Bruno, después de todo hoy es el mes aniversario de su muerte. Tomo papel y pluma y me digno a escribirle unas palabras a la persona que amo

"Bruno, mi amor:
Quisiera que todo esto sea una gran mentira y que aun estés aquí junto a nosotros. Mi panza crece poco a poco y estoy segura que te encantaría poder acariciarla.
Jamás creí que todo esto podría pasar, mi vida tomo un giro inesperado en un abrir y cerrar de ojos, pero debo agradecerte, realmente siento la necesidad de hacerlo, fuiste la única persona que me salvo, en todos los sentidos que se puede salvar a alguien. Me abriste los ojos y el corazón haciéndome sentir un amor único, como nunca imagine que se podía amar. Me mostraste la verdad, las traiciones que me rodeaban, lograste que mis miedos se aparten, que me sienta fuerte y segura para poder enfrentar la realidad. Dejaste en mí el amor más grande del mundo, que crece dentro mío cada día y es la única razón por la que no pude partir a tu lado.

Te amo, aun lo hago y dudo dejar de hacerlo. Cuidare del bebe como nunca cuide de nadie, siquiera de mí misma, prometo hacerlo feliz, prometo hablarle del gran padre que tuvo y explicarle que de algún modo aún está cerca suyo. Le daré las explicaciones que necesite para entender porque no vienes a jugar con él, le diré que su padre era un héroe y que decidió protegernos.

Te extraño, te necesito, siento como la soledad me golpea una y otra vez, pero estoy segura que estas cerca, cuidando cada movimiento, defendiéndome de cualquier daño que puedan hacerme.

Espérame, no te vayas lejos. Siempre te necesitare."


Limpie mis lágrimas y comencé a alistarme para dirigirme al cementerio del lugar que se encontraba cerca de mi nuevo hogar. Desde que todo aquello ocurrió decidí mudarme a una casa pequeña pero acogedora, 2 habitaciones para mi y el bebe y un pequeño parque en el fondo para que podamos jugar durante tardes. Necesitaba alejarme de todo aquel mundo de mentiras, dejar atrás tanta tristeza y muerte para darle lugar a la alegría y la vida que estaban por llegar.

Me dirigí hacia el cementerio donde Bruno descansaba, llevaba conmigo aquella carta, unas flores y todo el amor que mi corazón sentía por él.
Al llegar a su tumba mi corazón se desplomo, odiaba pensar que jamás volvería a sentir sus besos y abrazos, que nunca conocería a nuestro hijo, me dolía acepta esta horrible realidad -El destino es injusto conmigo- Pensaba una y otra vez. Decidí no quédame demasiado tiempo, no me hacía sentir mejor.

Al momento de dejar mi sobre y las flores blancas que había llevado, note un sobre similar al que llevaba entre mis manos.
Deje mi sobre y levante el que allí se encontraba, "Abril" estaba escrito en el. Lo abrí, sin entender demasiado y las dos palabras escritas en el papel me dejaron completamente confundida: "Los amo"


El hombre del sacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora