Capítulo XXIII

300 26 4
                                    

Bien, como podrán notar este capitulo no lleva ninguna portada y es por un motivo muy especial: En una parte del capitulo se indica que comienza la música, es decir que en ese momento deberán poner Play al vídeo que deje aquí arriba como portada del capitulo.
Por favor, es muy importante realmente que la música comience en el momento indicado y no antes para crear el clímax que deseo darle a este capitulo que es realmente muy especial para mi.
Ya falta muy poco para que esta historia termine y no quiero dejar de agradecer a cada uno de ustedes por seguirla. Espero sus estrellitas y comentarios como siempre. Ojala disfruten tanto este capitulo como yo.

Melina B.

______________________________________

Bruno Bruns

Cuando Abril Miller se retiro de mi cabaña, no podía dejar de sentir angustia. Sabía perfectamente que debía dejar de verla para siempre, pero simplemente no podía hacerlo.

Mientras intentaba cambiar mi ropa para poder ir al hospital como le había prometido, pensaba una y otra vez en todo lo sucedido y en como estando cerca de Abril no pensé en aquel horrible momento ni una sola vez.

Tarde bastante en poder cambiar mi atuendo, mi mano se veía realmente mal y el dolor era insoportable, aunque cuando Abril se encontraba a mi lado no era tan intenso -Es posible que esto me esté ocurriendo a mí? - Pensé mientras terminaba de alistarme.

Tome un taxi hasta el hospital del pueblo y rápidamente un medico me hizo pasar a su consultorio, era un hombre mayor, unos 60 años, canoso y de contextura chica

-De acuerdo Bruno, que fue lo que te ocurrió ?- Pregunto sentado desde el otro lado del escritorio, con una lapicera en la mano listo para tomar nota.
-Mi moto- Dije rápidamente, fue lo primero que se me ocurrió- Resbale en una esquina un poco mojada y caí al asfalto
-Comprendo. Debemos hacer algunas placas para ver que todos tus huesos estén bien

Pase 2 horas en el hospital, haciendo placas y estudios. Luego volví al consultorio donde me diagnosticaron el dedo menique fracturado y golpes severos en diferentes partes del cuerpo.
Me recetaron algo para el dolor y colocaron un yeso que iba desde mi muñeca a mi dedo, para mi tranquilidad solo tenia enyesado el dedo menique, así que podría bailar con Abril y manejar mi moto esa noche si decidía asistir al baile.

Tome un taxi una vez más, pero esta vez hacia mi cabaña, iba sentado en el asiento trasero, en la radio sonaba Shape of you, aunque por el volumen bajo apenas se escuchaba. Pasamos por el parque Chacabuco, donde vi a Abril por primera vez, en mi cabeza los recuerdos comenzaron a caer como baldes de agua fría, aunque realmente sentía miedo no podía dejar de verla, era demasiado importante para mí. Decidí que esa noche asistiría a el baile, aunque nunca fui un muchacho de bailes de gala, era importante para ella y no la decepcionaría.

Pase toda la tarde buscando un traje hasta que encontré uno que me quedaba perfecto: Negro, acompañado de una corbata roja, el saco tenia los puños lo suficientemente anchos como para que mi yeso no sea un problema, todo estaba perfecto. Pase la tarde lustrando unos zapatos negros mientras pensaba en lo feliz que estaría Abril esa noche y en los riesgos que estaba corriendo al verla una vez más.

Mi celular sonó y rápidamente revise mis mensajes de WhatsApp, tenia uno de Abril Miller

-Bruno, mis padres me regañaron por pasar la noche en tu cabaña sin avisarles, no sé si podre asistir esta noche al baile. Me quitaran el celular y ya no podre hablarte, al menos hasta mañana. Intentare ir, lo prometo. Por favor espérame en el centro de la pista, justo debajo de las luces, si 21:30 hs no hay rastros míos te pido que no me odies. Realmente hare todo lo posible por ir.

Me preocupaba que Abril no llegara al baile, pero ¿qué más podía hacer? La hora estaba cerca, así que comencé a alistarme, debía estar lo mas prolijo posible para ella.

Una vez listo, tomé mi moto y me dirigí casi sin pensar en los peligros que corría hacia la universidad del pueblo.
Todos llegaban con sus pajeras, salvo yo, las mujeres de la fiesta no dejaban de mirarme, ni siquiera tenían la prudencia de no hacerlo al tener a sus parejas a su lado, mis ojos no miraban a ninguna de ellas, solo había una chica que me hacía perder la cabeza y aun no llegaba. Camine hacia el centro de la pista, las luces iluminaban todo mi atuendo, había gente por todos mis alrededores.
Mire mi reloj y las agujas marcaban las 21:25, suspire y perdí las esperanzas de encontrarla allí. Comencé a caminar en el medio de la multitud para poder salir de allí con toda aquella frustración que sentía.
Logre hacer solo 3 pasos en medio de toda esa gente bailando y mirándome cuando de golpe levante la mirada hacia la escalera del lugar y allí estaba ella

*Comienza la música*

Lucia hermosa mientras bajaba aquella escalera de mármol blanco directo hacia mí, todas las miradas se pusieron en ella y en ese vestido color crema ajustado al cuerpo y largo hasta los pies que llevaba puesto. Nunca había visto nada más lindo en toda mi vida, lucia totalmente perfecta. Caminaba y sonreía mirándome fijamente, todo se tornó en cámara lenta y lo único que tenia movimiento real era Abril Miller sonriéndome solo a mí. Llego a al centro de la pista y tomo mi mano, mi corazón iba a explotar de amor, y es que era eso exactamente lo que sentía por ella, aunque mi ego no me deje reconocerlo hasta ahora, estaba enamorado de esa mujer.

Sin decir ni una palabra la tome de la cintura con una mano y la otra se entrelazo con la suya, comencé a bailar con la mujer mas linda de toda la fiesta. Notaba las miradas de todos solo en nosotros dos, pero yo solo podía concentrarme en su mirada. Abril me sonreía y yo me sentía el hombre mas feliz sobre la faz de la tierra.
Lentamente fui acercando mi cuerpo al suyo y posando mi boca sobre su oído le susurre

-Eres la mujer más perfecta que he visto

Sin dejarla responder la mire fijamente y mis labios se acercaron lo suficiente a los suyos -Te quiero- solté, y comencé a besarla como nunca antes había besado a nadie.

El hombre del sacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora