Capítulo XVI

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Abril Miller

Estaba completamente el shock luego de haber visto todo lo ocurrido en el parque. Estaba apunto de contarle a Bruno mi secreto mejor guardado cuando Dante irrumpió en el lugar a los gritos y empujones.
Me tomo fuertemente del brazo y realmente me estaba lastimando, cuando le pedí que me soltara Bruno salto a él como un león hacia su presa y comenzó a pegarle fuertemente en el rostro dejándolo lleno de sangre.

Debía hacer que parara, de alguna manera me sentía culpable por esa situación, así que abrace a Bruno por la espalda y el llanto comenzó a brotar de mi cuerpo casi sin poder contenerlo

-por favor ya es suficiente- Le suplique a Bruno ahogada en llanto

Para mi sorpresa, sin decir una sola palabra Bruno soltó a Dante y salió de encima suyo, dejándome el lugar libre para que lo asista. Estaba muy golpeado realmente, tenia sangre en su nariz y en su boca.
Tome su cabeza con las manos intentando ver sus las heridas, pero como de costumbre Dante comenzó a tratarme mal

-Déjame idiota- Ordeno
-No voy a dejarte, quiero ver como te encuentras
-Porque no corres detrás de tu niño bonito y me dejas en paz?

Voltee y vi como Bruno se alejaba del parque a gran velocidad. Intente seguirlo, pero Dante me tomo fuertemente del Brazo y moviéndome de un lado al otro grito fuertemente

-Quien te crees que eres Abril Miller? Eres solo una cualquiera, una puta drogadicta que no vale nada. ¡No puedes dejarme!, ¿lo entiendes?

Esa frase me dejo inquieta y furiosa. Pase por momentos de mi vida que no fueron tan buenos, pero ¿Quién era el para juzgarme? Siendo el mismo quien me inserto en aquel mundo de drogas y alcohol con la escusa de que todo aquello de mi vida pasada quedaría atrás.
Levante la vista herida y rabiosa y sentí como mi mano se levantaba rápidamente para terminar impactando sobre su rostro ensangrentado. Sin decir una palabra volteé y comencé a caminar para encontrar lo único que me hacia sentir bien: Bruno.
Camine hacia su cabaña con la esperanza de encontrarlo en el camino, pero no fue así. Quizás camino demasiado rápido -Pensé- pero al llegar a su cabaña tampoco se encontraba allí.

Decidí enviarle un mensaje de WhatsApp

-Bruno estas bien? Vine hasta la puerta de tu cabaña, pero no pareces estar aquí. Escríbeme cuando leas este mensaje, necesito mucho verte

Han pasado unas horas y aun no recibí repuesta...

El hombre del sacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora