Capítulo XXI

252 24 0
                                    

Bruno Bruns

A pesar de toda aquella excitación que Abril Miller provocaba en mí, verla dormir en mi pecho con sus manos abrazando mi cuerpo me dio toda la tranquilidad que necesitaba.
Me sentía en paz y completamente seguro con ella a mi lado. La noche era fría, pero dentro de mi cabaña todo era cálido y acogedor.
Abril dormía tranquilamente, supongo que todos aquellos nervios la agotaron por completo.
La luz tenue comenzó a hacer efecto en mi y me quede completamente dormido.

La noche paso rápidamente, y cuando abrí mis ojos la luz ingresaba por la ventana, gire mi cabeza y no podía creer lo que mis ojos estaban viendo: Toda aquella belleza que Abril trasmitía hacia que mi cuerpo sintiera algo que jamás había sentido antes, era mucho mas que excitación o deseo, era aun mas que mis ganas de hacerla mía.
Me costaba verla dormir sin imaginar mis manos en su piel. Era hermosa, incluso cuando dormía. Deseaba con todas mis fuerzas que no despertara, sabia que cuando cruzara la puerta de mi cabaña jamás volvería a verla, era demasiado peligroso.

Mientras los minutos pasaban observaba a Abril durmiendo, intentando no mover un musculo, siendo completamente silencioso para no despertarla, pero todo rápidamente dejo de hacer efecto. Abril abrió sus grandes ojos y me miro con una sonrisa

-Buen día linda- Le dije casi sin pensar en las palabras que mi boca soltaba. No podía dejar que se vaya sin hacerle saber todo aquello que me hacía sentir.
-Buen día- respondió algo tímida, con una sonrisa en sus labios.
-Te sientes mejor?
- No mucho, pero estoy bien
-Prometiste ir al medico hoy
-Lo sé, y lo hare mas tarde

Entrecerró los ojos intentando hacer una mueca molesta

-Preparare el desayuno y mas tarde iremos directo al hospital, ok ?- Dijo en tono amenazante
-OK- respondí sonriéndole

Baje las escaleras unos minutos más tarde, me costó bastante poder vestirme, sentía un gran dolor en mi mano y sabía perfectamente que lo provocaba. Cuando llegue a la cocina, toda aquella mesa de madera estaba repleta de comida: Yogur, cereales, tostadas, jugo, galletas, diferentes mermeladas y por supuesto nuestro chocolate caliente.

-Wow- Dije mientras ingresaba a la cocina dirigiendo la vista hacia la mesa -No sabia que tenia tantas cosas
-Todo estaba aquí, solo debes saber elegir- Contesto entre risas

Nos sentamos a desayunar y la miraba tomar su chocolate caliente, no podía aceptar que ya no debía verla

-Me contaras que ocurrió?
-No tiene ningún sentido, de verdad
-Para mi si lo tiene. Bruno, necesito que confíes en mi
-No es que no confié en ti, es que realmente no quiero hablar de eso ahora

Se quedo callada unos segundos, tomo un sorbo de chocolate caliente y sobresaltada dijo

-Mañana en la universidad a la que asisto harán un baile, ya sabes, las chicas irán con largos y lujosos vestidos y los hombres con sus mejores trajes
-Imagino que iras con Dante- Dije intentando ser amable, pero muriendo de rabia por dentro
-No, no iré con él al baile ni a ningún otro lugar. Mi historia con Dante esta completamente terminada.
-Oh, lo siento- Respondí, mientras sentía una felicidad que pocas veces había sentido
-No lo sientas, Dante era un idiota, me hice un favor al darme cuenta de eso
-Bueno, entonces supongo que miles de candidatos morirían por ir a ese baile contigo
-Me gustaría que me acompañes- Dijo mirándome directo a los ojos. Mi corazón podía bailar de alegría, realmente me sentía una niña tonta de 15 años al recibir su primer beso -Se que no es usual ir acompañada por alguien que no asiste a la universidad, pero no me preocupa, quiero que seas mi compañero
-Dalo por hecho. Ahí estaré- Respondí, aun sabiendo que no podía acercarme a ella.

El hombre del sacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora