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NICHOLAS




Estaba por salir de la empresa cuando mi hermano Ares me intercepto, lo que había pasado en la cena de este fin de semana se había salido de control, según el debería de hacer una declaración para que esto pare.

—Piensa en África y en la bebe...— apenas dijo eso y se me vino a la mente el estado de mi sexi secretaria, ¿Será por eso que esta así?
Me desvié del camino para ir hablar con la señorita Woods y buscar una solución. Llegó a su edificio y me dirijo al piso, por más que toco la puerta nadie responde.
—La señorita no está, llevó al bebé al hospital desde la mañana y aun...— no deje que terminara de hablar y baje corriendo por las escaleras. Me arrepentí de no terminar de escuchar a la señora, ahora no sé en qué hospital esta. Le marque a Ares y lo que él me dijo fue más que claro, no pudo haber ido a otro hospital más que el de la familia de Alex.

Llego a recepción y pregunto por África Woods pero me dicen que no tienen a nadie con ese nombre, doy el nombre de Sofía y funciona. Llego al área de pediatría y antes de preguntar a una enfermera por Sofí miró a su mamá sentada.
— ¿Cómo esta Sofí?— digo sentándome a su lado, logró asustarla, no era mi intención pero creo que ella no lo sabe
— ¿¡Me quiere matar de un susto!?
—Lo siento
— ¿Qué hace aquí?
—Vine a ver como esta Sofí... ¿porque no me dijo que esta en hospital?
— ¿Porque tendría que decirle a usted?
—Pues... por...
—No estoy del todo bien, solo quiero llevar a mi hija mi casa— dijo con su voz quebrándose. No supe qué hacer al momento pero mi cuerpo reacciono por sí solo, la abrace, espere su rechazo, pero nunca llegó. Acaricie su espalda según yo para darle consuelo o algo así, pero creo que eso lo empeoró todo, empezó a llorar.
Me quede ahí hasta que dejo de hacerlo
—Gracias— dice regresan a su posición
—De nada... ahora dime ¿Qué tiene la bebe?
—Hoy amaneció con temperatura y la traje, se controló un poco y me la lleve, no quería dejarla en la guardería así que la lleve a casa de los señores Dumas, ya estando en el trabajo me avisan que la trajeron aquí porque la temperatura volvió— su voz se quiebra, da un suspiro largo y me sigue contando —Como no bajaba la temperatura le suministraron un medicamento pero al parecer ella resulta ser alérgica y se puso peor— comienza llorar y la vuelvo abrazar hasta que se calme.

—Todo estará bien ya lo veras
—Eso espero— la puerta que estaba enfrente de nosotros es abierta y salen dos señores con bata blanca uno de ellos es el imbécil de Alex. Me apresuro a preguntar por Sofí pero antes de que el otro doctor hablará el estúpido de Alex lo cayó. Se llevó a África deja dome solo como pendejo en el pasillo, las ganas de estrujar su cuello cada vez eran más, salí hecho una furia del maldito hospital.

Antes de llegar a mi auto, reporteros bloquearon el paso, pregunta tras pregunta, flash tras flash y mi enojo subía, sentía el cuerpo hervir de coraje y rabia. Agarre una de las cámaras y la jale, el pobre camarógrafo no tenía la culpa pero el pago, estrelle la cámara en el pavimento, el coraje se apoderó de mí
— ¡Dejen mi maldita vida privada en paz! ¡Déjenme respirar con un demonio!— eso bastó para que me dejaran en paz, abrí la puerta de mi auto pero decidí regresar, vi al camarógrafo al que le quite la cámara y le extendí mi tarjeta
—Llama a mi asiste y programa una cita para pagarte lo de la cámara— el solo asintió.



Tenía el cuerpo hecho mierda, hasta el cabello me dolía, desquite todo lo que traía con el saco de boxeo y otros aparatos, ahora el problema es como madres llegar a mi casa.




Al llegar a la empresa, todos me miraban como si tuviera monos en la cara, al salir del elevador ese aroma que me estaba volviendo loco se coló en todo mi sistema, ahí está ella, en su lugar, luciendo como una diosa, unan diosa súper sexi. Inhalo fuertemente y disfruto de ese aroma afrodisiaco, quien diría que la vainilla se volvería mi aroma favorito. Camino y entro a mi oficina, antes de sentarme ella entra con la agenda en la mano.

—Buenos días señor
—Buenos días África... ¿Cómo estás?
—Mucho mejor gracias
—No tienes que agradecer
—Pero aun así, y quería pedirle disculpa por lo de ayer Alex se...
—Descuida, dime ¿Cómo esta Sofí?
—Mucho mejor— su cara a cambio de nerviosa a felicidad al responder
—Me da mucho gusto, pero creo que deberías tomarte el día para cuidar de ella
—Gracias señor pero así está bien, ahora esta con sus abuelos
— ¿Los señores Duma?
—Si
—Supongo que el padre es Alexander porque Aarón ya está caso y con hijos— hasta su risa es malditamente erótica, quisiera sentarla en mis piernas y restregarle todo lo que se está excitando en este mismo momento

—No... Alex no es el padre
—Solo que Aarón...
—Tampoco, es una larga historia señor Marriott
—Dime Nicholas, pero la historia me interesa
—... Sera en otra ocasión porque justo ahora tiene una videoconferencia con...


[...]


Todo el día es trabajo, trabajo y más trabajo. Salgo de la oficina para ir comer algo, el estómago me pide a fuerzas algo más que café. Llego al restaurant de mi hermano y recibo el mismo trato de siempre, terminó de comer y antes de irme una rubia con curvas suficientes, se pone en mi radar, para no hacer tanto show, terminamos en su piso, es bueno moviéndose pero es mejor con su boca, ya desahogado el deseo salgo con dirección a la empresa.
Mucha gente alborota está bloqueando la entrada, llego al estacionamiento y hubo por el ascensor, ya son más de las 5 así que África debió haberse retirado, llegó hasta mi planta y no la veo, tal como predije.

Ni bien me siento y mi móvil empezó a sonar, es Ares así que dejo que suene, enciendo el computador y me pongo a trabajar en lo que había dejado pendiente. El móvil suena nuevamente y ahora si respondo
— ¿Qué quieres Ares?
— ¿Dónde estás?
—En mi oficina
—Baja a recepción ahora
- Tengo tras...
— ¡Ahora maldita sea!

Ares no es de las personas que se alteran, así que me doy prisa. Apenas salgo de la caja metálica el alboroto se hace presente, ¿Qué demonios hacen estos reporteros en mi empresa? Veo como los empleados intentan hacer que retrocedan pero no lo logran
— ¿¡Qué demonios sucede aquí!?— Todos y cuando digo todos, es todo, guardaron silencio
— ¡Fuera de mi empresa si no quieren una demanda y sus vidas destruidas!— puse mi cara de enojado fase no estoy bromeando y rápido empezaron a salir.
— ¿Que es todo esto Ares?
—Todo es tu culpa maldita sea
— ¿Mi culpa? ¿Disculpa?
—Primero tu supuesta hija, luego lo del hospital y ahora lo de la rubia que estabas manoseando si descaro, ¿Quieres más? Tuvimos que sacar a África de toda esa gente que se le abalanzó cuando la vieron salir, parecían pirañas, quería destrozar a la pobre, ¿aun así dices que no es tu culpa? Eres un estúpido y uno muy grande.








Sedúceme despacio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora