NICHOLAS
Nuevamente la había cagado y en grande, estoy sentado en mi oficina en casa revisando algunas publicaciones y debo decir que ni a mí me gusta todo lo que se está diciendo y eso que nunca me ha importado que hablen de mí y mis conquistas de una sola noche. No
comprendo cómo es que esto ahora no deja de comerme la cabeza, como si fuera el maldito ogro de la película.Le doy en ultimo sorbo a mi vaso de whiskey y me lo termino
—vamos muchacho, hay que dormir— bruno me sigue moviendo su cola, me aviento a en la cama y duermo como si no hubiera mañana.—Debes escucharme Amelia
-—Nicholas, solo déjame en paz
-—solo dame unos minutos
—No, Nicholas, no te mereces nada
—Por favor, escúchame...
—No, no tienes porque, ya nada se puede arreglar, yo también cometí el mismo error
— ¿El mismo error? ¿Qué quieres decir?
—Eso mismo que te estas imaginando
—Eso es mentira
—No Nicholas, ¿y sabes lo que es peor? Que no me arrepiento, lo disfrute, me sentí mujer...
— ¡Basta!
—Que no quieres escuchar lo que tu provocaste
—Es mentira tu no harías algo así
—Ni siquiera me conoces Nicholas
—Te conozco por eso lo digo
—No eres el único hombre Nicholas, hay mejores que tú, lo siento no quería decirlo así, pero ya no te necesito
— ¡Basta!
—Nicholas suéltame me estas lastimando
—Dime que es mentira
—Me las timas, Nicolás me duele
—Maldita sea dime que no es cierto
— ¡Suéltame idiota! Si es cierto y me encanto que lo volvía a repetir una y otra vez.Todo se tornó negro, mi cuerpo no reaccionaba a lo que mi mente decía, escuchabas voces pero no podía responder o verlo. Las voces se escuchan cada vez más lejos hasta que dejo de escucharlas.
— ¡No!— Despierto cubierto en sudor, bruno está arriba de la cama mirándome fijamente, como si sintiera mi angustia se tira en mis piernas, como si me estuviera consolando.
Después de media botella del mejor whiskey que tenía en mi reserva, decidí darme un baño y dormir el poco tiempo que me quedaba o intentarlo. Vueltas y más vueltas daba en la cama, ni por más que conté ovejas y cuanta cosas se me ocurriera no logre conciliar el sueño. Son las 6 de la mañana y estoy acostado viendo el techo. Los ladridos de bruno me hicieron levantar, cogí un pantalón de franela y lo saque para que hiciera sus necesidades mientras el aire frio golpeaba mi cuerpo.
Salí del auto, ni siquiera tenía ganas de estacionarlo en su lugar así que me estacione en frente del edificio, le di las llaves a uno de los de seguridad que ni tiempo le dio de avisar a los demás que el día sería terrible y que su trabajo dependía de un hilo, el portero abrió la puerta para mí, lo salude asintiendo con la cabeza, con mi maletín en mi mano izquierda y mi saco en la derecha entre y todos asiendo según su trabajo, me quede observando todo, hasta que me vieron parado ahí, empezaron correr como locos. Todos me miraban atento a lo que haría, estaba por empezar a caminar pero una risas me detuvieron, no fue necesario voltearme para saber quiénes eran.
—Buenos días señor— mi sexi secretaria llego hasta donde estaba con la peña Sofí, al parecer ella quiere o está aprendiendo a caminar por que su mamacita la está ayudando para no dejarla caer
—Buenos días señorita Woods— ella sonríe y sin ser un romántico o patético pero me gusto esa sonrisa, y obviamente toda ella, me coloco en cuclillas, dejo el maletín en el suelo, sin dejar de apreciar ese cuerpo de mi deseo —Hola pequeña princesa— hablo varios idiomas pero no el de los bebes, quiero creer que me contesto el saludo. La tomo y me levanto con ella, su risa resuena en la recepción y me contagia, al parecer le gusto que la levantar, la levanto nuevamente tipo Rafiki cuando presenta a Simba en el rey león. Le gusto porque no ha para de reí, la regreso a mis brazos y en un inesperado momento ella toma mis mejillas y me preparo para lo que viene, una vez ya probé sus uñas clavarse en mi mejillas y valla que duele.
Estoy completamente sin saber que decir o hacer, no me espere lo que hizo, la miro impresionado y se siento tan malditamente bien, aun siento su baba en mi nariz, fue un beso muy húmedo pero me ha encantado. Le devuelvo el beso y ella se ríe —Al parecer le agradas— África toma a su hija sin darme tiempo para negársela —Yo le agradó a todos— ella empieza a caminar y la sigo como su perro fiel, llegamos a la guardería y le da ala pequeña a una de las encargadas, se despide de su hija y no me espera. Le doy un beso rápido a la bebe y voy tras ella. Todos están mirándome como si tuviera monos en la cara —A trabajar que para eso se les paga— regresan a sus labores y yo me dirijo a mi oficina. Las puertas de la caja metálica se abran y ese bendito aroma a vainilla llena mi cuero, como si fuera un estimulante sexual, todo mi cuerpo responde de esa manera y es más que obvio que ya tengo un erección.
Antes de entra a mi oficina respiro profundamente, serás mi África Woods tarde o temprano. No tardo ni 5 minutos y mi sexi secretaria entra informándome de todo lo que tenemos para hoy. Antes de que ella saliera, me levanto más rápido que veloz y la tomo de la cintura, ella da un pequeño respingo, eso me mato, restregó todo ese hermoso culo en mi erección y puedo jurar que ha sido lo más caliente que he sentido estos días. — ¿¡Qué demonios está siendo!?— ella intenta soltarse pero no le doy oportunidad, la pego más a mi como si eso fuera posible, ella se mueve y me encanta que lo haga —¡Que me suelte le he dicho carajos!— hasta enojada es sexi —Eso no sucederá— "¿A no?"— toda la maldita excitación se fue al caño, sentí mi mundo desfallecer con tremendo golpe en las bolas, maldita sea que dolor —Al parecer no aprende, creo que es demasiado masoquista— sale dando un portazo dejándome tirado en el suelo retorciéndome de dolor, como duele maldita sea. No sé cuánto fue el tiempo que dure tirado pero no fue lo suficiente para que el dolor desapareciera, con mucho cuidado me levanto y empezó a caminar para sentarme. Le pido que me traiga hielo y que cancele lo que tengo más próximo.
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Sedúceme despacio.
RomanceAveces no es necesario tanta frialdad en una persona, aveces el calor que buscamos no esta en la gran lista de cuerpos que fueron usados para avivarnos, aveces no buscamos esa manera de salir y nos adentramos mas. Aveces solo basta una mirada cál...