Pensamientos distintos

Especial: Mi verdadera canción

--Ahh...--suspiré cansado.

Miré por la pequeña ventana de mi habitación, en realidad, no era como que tuviera la mejor vista del mundo, pero por lo menos era más tranquilizante que ver mí desordenada habitación.

El sol comenzaba a ocultarse, mucho más temprano de lo normal, el cambio de horario estaba robándole luz al día. Y ese atardecer me lo recordó, esos colores najas y amarillos, entremezclándose suavemente, me recordó a él, y a la estúpida pero linda costumbre que teníamos de llamarnos justo cuando el atardecer empezaba a aparecer en el cielo, solo porque fue en un atardecer cuando nos conocimos.

No pasaron ni cinco segundos cuando mi teléfono empezó a sonar al lado mío, él siempre era puntual.

--¿Bueno?—dije al tomar la llamada.

--Hey—dijo alegremente--¿Sabes?, casi se me pasa la hora, con eso del cambio de horario es difícil estar libre a esta hora.

--¿Aun en el trabajo?—pregunte.

--Lamentablemente...--rió—Hoy saldré temprano, o eso me dijeron.

--A ti siempre te dicen eso—reí—Te vas a quedar ahí hasta la madrugada de nuevo.

--Gracias por los ánimos—bufó—Estoy perdiendo la cabeza...

--Yo también...--dije. Pero su perdida y la mía eran muy diferentes, él estaba estresado por el trabajo, cansado de estar todo el día encerrado en el set o en las juntas, mientras que yo estaba comiéndome la cabeza por asuntos del corazón.

--¿Pasa algo Fred?—dijo con un tono de preocupación—Hoy estas raro.

--No es nada...--suspiré—Solo es el cansancio.

--Mmm...--obviamente no estaba convencido, nos conocíamos tan bien que sabía cuándo estaba mintiendo, incluso antes de que yo lo supiera--¿Quieres salir?

--Creí que habías dicho que tenías trabajo.

--También dije que saldría temprano—rió—Vamos, solo serán un par de horas, lo prometo.

--Golden, tenemos examen en la mañana—dije—No podemos salir ahora.

--¿Ehhh? ¿Hola?, ¿Me podría comunicar con Fred?, creo que me he equivocado de número.

--Muy gracioso—reí por su pequeño chiste—Hablo enserio.

--Por dios, eres Fred, tú nunca hablas enserio—rió de nuevo—Solo un rato ¿sí?

--Bien...--suspire rendido—Pero si salgo mal en el examen tendrás que cargar con las consecuencias.

--Las aceptaré todas—rió—Paso por ti en un rato.

--Te esperaré—dije, sintiendo que elegí las palabras equivocadas, provocando un leve sonrojo en mí.

--Eso es lo que quiero...--lo escuche suspirar levemente—Nos vemos.

--Adiós...

Corté la llamada, y me quede con el celular pegado al oído, deseando sinceramente escuchar algún rastro de su voz, aunque fuera un susurro, pero no había nada, la llamada ya había sido terminada, y con ella se había ido el dulce sonido de su voz.

Me sentí estúpido por esperar o tan solo desear algo así, pero la verdad últimamente todo lo que tenía que ver acerca de él me hacía sentir estúpido.

--Enamorado de mi mejor amigo...--suspiré—Eres grande Fred, eres grande...

Me tiré hacia la cama, dejando caer el teléfono a mi lado, me sentía frustrado, atrapado, no podía salir del papel que había construido, de ser aquel chico cool, seguro de sí mismo, un galán de primera, charlador y encantador, aunque por dentro solo era un corderito que empezaba a dar sus primeros pasos en el mundo. Por lo menos con Golden podía ser más natural, podía tener miedo, ser nervioso, un completo perdedor, y aun así el seguía pensando que yo era genial. No lo entendía, no entendía como podía agradarle a él alguien así, pero lo había aceptado con el tiempo.