Capitulo 14

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Golden pov:

--Ahhh...--suspiré fuertemente—Que aburrido...

--Si no fuera porque te conozco diría que dices eso con la intención de que nos vayamos...--Jeffrey entró a la sala, me sonrió mientras pronuncio aquella frase.

--¿Aún falta mucho?—pregunte desesperado, estaba tan aburrido que los ojos se me cerraban solos.

--Lamentablemente si—suspiré ante su respuesta—Oye, ya sabes que a mí tampoco me gustan las reuniones.

--Lo sé, lo sé—le sonreí cansado—Es solo que no hemos tenido ningún descanso estas vacaciones.

--Si...--suspiró mientras masajeaba su cuello—Es muy extraño que no te hayas escapado...

--Te prometí que te haría caso el resto de las vacaciones—le sonreí—Es lo mínimo que puedo hacer.

--Por cierto...--dijo--¿Cómo la pasaste con tu amigo?

--Genial—sonreí inconscientemente.

--¿No vas a contarme los detalles?

--¿Tengo que hacerlo?—solté una pequeña risa.

--Ahh...--soltó un largo suspiro—Como extraño al pequeño Golden que corría hacia mí gritando, "Jeffrey, Jeffrey, ¿adivina lo que me paso?" ¿Dónde quedo ese lindo niño?...

--¿Estas insinuando algo?

--¿Tengo que decírtelo?

--No...--le sonreí—Lo siento, no pensé que te importara tanto que te contara mis cosas...

--Eres mi niño—se sentó a mi lado y me beso la cabeza—Sabes que todo lo que se refiera a ti me importa.

--Por cosas como esas ya no te cuento nada...--lo mire con un pequeño rubor en mis mejillas. Jeffrey siempre se había comportado como mi amigo, aunque a veces hacia cosas como esas, me hacía verlo como un padre, uno que me daba todo el amor que siempre me falto, que siempre me negaron, por eso lo quería tanto.

--¿Vas a entrar a tu etapa rebelde?—me sonrió.

--¿Vas actuar como mi padre todo el tiempo?

--Ese es mi trabajo—puso su mano detrás de mis hombros—Entonces... ¿me vas a contar?

--Solo comimos, eso es todo. Después de eso nos quedamos dormidos temprano, estábamos muy cansados...

--¿Y...no le regalaste nada?—su pregunta me puso nervioso, era obvio que él lo sabía, eso era algo característico de él, preguntar cosas a las que ya les tenía una respuesta.

--¿Espiaste mis cosas?—pregunte indignado.

--Ahh...--se puso nervioso ante mi cuestionamiento—Tal vez...

--Oye...--lo regañe--¡No puedes hacer eso!

--No pude evitarlo...--confesó—Entre al salón y me di cuenta que hacía falta tu plumilla.

--¿Entraste al salón?—pregunte más curioso que molesto. El salón del que Jeffrey hablaba era un lugar donde guardábamos cosas importantes para la familia, pero no trofeos, o premios, o esas cosas tan vacías. Eran más bien recuerdos, fotos, cintas de video y objetos que tenían una conexión emocional, hasta mi familia tenía un lado así de sensible.

--Entro ahí cuando me da nostalgia...--me dedico una sonrisa triste—Ahí están las únicas fotos lindas de ti. Ya sabes que no me gusta cuando tienes que fingir.

--Debí suponer que te darías cuenta—suspiré con una sonrisa entre los labios, nos dimos una mirada, ambos sabíamos por que aquella plumilla era tan importante.

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