EL VIAJE

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 Hice mis maletas y me dispuse a hacer un viaje al pasado, cuando abrí los ojos estaba  en  las calles de adoquines rodeado de los letreros de los almacenes, decidí un recorrido por los cines, mirar esos carteles de colores añejados y aquellas fotos en sepia en los mostradores con imágenes de las mejores escenas, un aroma de café mezclado con el humo de un puro me envolvió,  en eso sentada en un rincón en una mesa solitaria estaba ella, con su pelo rubio y un sombrero, su vestido negro ajustado a su figura, entre sus manos enguantadas un cigarro con boquilla acercándose a sus labios pintados rojos, me miro, pero no fui más que un ser mas en la calle, el sonido de la radio me saco de lo aletargado que estaba con su belleza, me acerque a una mesa y pedí un café … hacia mucho que no fumaba dentro de un café, me quite el sombrero de ala ancha y mire a la mujer detenidamente era más que belleza, una mujer sacada de las páginas de los libros de Agatha Christie o de las películas de Hitchcock . En lo profundo de sus ojos había tristeza no podía dejar de verla. Me trajeron el café y le puse tres cubos de azúcar encendí otro cigarro y ella me miro. Una leve sonrisa me regalo yo le respondí con otra  y le hice señas para sentarme en su mesa ella asintió y sin titubear me acerque a ella, le dije mi nombre ella me dio el suyo y me tendió la mano para saludarla yo hice el gesto de besar su mano envuelta en ese guante sin quitar mis ojos en los de ella, me dijo si era extranjero le conteste que si de muy lejos y me dijo con su voz suave y dulce que no quería pasar esta noche sola que si la puedo acompañar . Yo le respondí diciendo que no tenía nada que hacer solo estoy en este camino perdido y ella me encontró sonrió mostrándome sus dientes blancos y bellos nos tomamos los cafés sonreímos mucho pagamos y nos retiramos. Esperamos el tranvía y nos dirigimos a su casa. Para que contar que paso, eso no es importante lo importante es que ella existió, sentí su piel, sus manos y sus besos, sentí el sol de la mañana y el tic tac del reloj que me anunciaba la hora de partir, me acompaño hasta la puerta y nos besamos por última vez, me puse el sombrero y le dije adiós, tome el tranvía y la mire hacia atrás , aun estaba en la mampara de la puerta mientras el tranvía se alejaba , la niebla de la mañana hizo desaparecer el paisaje y al llegar a mi destino al bajar ya estaba en mi tiempo. El sonido del tráfico y el apuro de la gente me despertaron,  el paisaje cambio.

No sé si fue un sueño mío o tal vez es un sueño de ella, pero si se que dos personas solitarias se encontraron en un lugar y se dieron compañía… Espero encontrarla, pero esa será otra historia.

                            Fin

EL PROSTIBULARIO DE LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora