EL CIGARRO NO MATA

6 0 0
                                    

Aburrido de hacer zapping en la Tv, me levante de la cama y me puse a mirar por la ventana, la noche estaba oscura y sin luna las estrellas apagadas, solo iluminaban las frías calles las luces de los faroles, junte el poco de monedas que me quedaban y partí a comprar cigarrillos, no se encontraba ningún alma en las calles solo unos pocos colectivos que recorrían las vacías calles. El silencio de la noche daba algo de terror solo se interrumpían con mis pisadas a momentos miraba hacia atrás teniendo la sensación de que alguien me estaba siguiendo apresure el paso sabía que algo malo podía suceder. Peor el vicio era más importante para arriesgarme a salir de noche. Llegue a la bencinera donde atienden las 24 horas-
─ Buenas noches.─ Me dice amablemente la chica que atiende.
─ Buenas noches, me da cigarrillos.
─ ¿De cuál necesita?
─ Philip Morris, por favor
─ ¿Ultra light, light rojos?─ Con tanta variedad dudo un poco.
─ Rojos, deme rojos.
─ ¿Cajetilla blanda o dura?
─ Blanda.─ la miro como si no me gustara la broma de tantas preguntas.
─ ¿Necesita chicles de menta, encendedor, agua mineral?
─No... solo los cigarros. Le entrego el dinero y se despide amablemente con una sonrisa.
Salgo del lugar mientras en mis manos abro la cajetilla de cigarros y ciento un ruidos bajo la tierra que se acerca, es como si un camión muy grande y pesado estuviera pasando. En eso el movimiento se hace muy fuerte, y el crujir de las calles se siente encerdocedor, la gente empieza a salir, gritos de niños y mujeres se escuchan, los faroles se mueven como si fueran ramas, los perros ladran yo me quedo quieto sintiendo el fuerte terremoto que me hace perder el equilibrio y me tumba al suelo, la quebrazón de vidrios al caer al pavimento, los muros se desploman, el miedo me corre por todo el cuerpo, miro hacia el cielo por si algo cae en donde estoy yo, se corta la luz dejando todo oscuro, algunos faroles se caen dejando sus cables colgando en las casas. De apoco el movimiento se detiene, solo quedan los gritos y los llantos, me pongo de pie y camino rápidamente a mi casa mirando el desastre de las casas derrumbadas voy llegando a casa peor no la veo en pie, solo escombros, y polvo. Me arrodillo perturbado viendo que todo está perdido. Aún tengo en mis manos los cigarrillos, saco uno busco en mis bolsillos el encendedor lo prendo la llama ilumina mi rostro y aspiro el amargo humo que entran en mis negros pulmones, y empiezo a reír, mi risa no para, algunos vecinos me miran como si estuviera loco, pero sé que no lo estoy. Mientras sigo fumando llega a mi memoria los concejos de mi mujer, "Si sigues fumando como lo estás haciendo ahora, seré una viuda joven" miro nuevamente los escombros de mi casa. Hay amor. Si no fuera por los cigarrillos, si no fuera por el cigarro, no estaría vivo, ahora el viudo joven soy yo.

Fin

EL PROSTIBULARIO DE LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora