ESCRITOS EN EL ESPEJO

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Prepare la máquina de escribir, la música de fondo para la inspiración ya empezó a sonar, las suaves melodías de un piano y un triste violín, tome una copa y vertí un poco del merlot en ella, bese la copa y con su dulce sabor moje mis labios, la música me atrapaba y busque en mi bolsillo los cigarros encendí uno y aspire su humo nicotinizado, sentí como entraba a mis pulmones, me senté frente a mi máquina, la hoja en blanco me miraba desafiante acaricie el teclado, mi mente vacía, no llegaban las ideas, bebí otro sorbo del suave vino, otra pitada al cigarro, y nada de ideas, alguna frase que me diera un comienzo, un recuerdo para contar, nada, todo en negro o blanco, nada para escribir. Apague la luz de mi escritorio, cerré la puerta y me fui a la cama, mañana de seguro se me ocurrirá algo, ya entre mis sabanas y al terminar de acomodar mis almohadas, apago la luz y cierro los ojos. Cinco, diez, quince minutos y no logro dormir, mi cabeza da vueltas, el tic tac del reloj suena a lo lejos, abro mis ojos y está todo negro. No llegan ideas pero mi mente está inquieta, enciendo la luz, tomo la libreta, lápiz en mano y empiezo a escribir las primeras líneas y frases sueltas. Le doy forma a mi cuento.

" Prepare la máquina de escribir, la música de fondo para la inspiración ya empezó a sonar, las suaves melodías de un piano y un triste violín, tome una copa y vertí un poco del merlot en ella, bese la copa y con su dulce sabor moje mis labios, la música me atrapaba y busque en mi bolsillo los cigarros encendí uno y aspire su humo nicotinizado, sentí como entraba a mis pulmones, me senté frente a mi máquina, la hoja en blanco me miraba desafiante acaricie el teclado, mi mente vacía, no llegaban las ideas, bebí otro sorbo del suave vino, otra pitada al cigarro, y nada de ideas, alguna frase que me diera un comienzo, un recuerdo para contar, nada, todo en negro o blanco, nada para escribir. Apague la luz de mi escritorio, cerré la puerta y me fui a la cama, mañana de seguro se me ocurrirá algo, ya entre mis sabanas y al terminar de acomodar mis almohadas, apago la luz y cierro los ojos. Cinco, diez, quince minutos y no logro dormir, mi cabeza da vueltas, el tic tac del reloj suena a lo lejos, abro mis ojos y está todo negro. No llegan ideas pero mi mente está inquieta, enciendo la luz, tomo la libreta, lápiz en mano y Empiezo a escribir las primeras líneas y frases sueltas. Le doy forma a mi cuento..."

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EL PROSTIBULARIO DE LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora