EL ACTOR

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Hace tres años casi exactamente, comienza su misma rutina al llegar al hogar, cansado un poco de todo, de la pereza, del trabajo, de este tedio moral.

El reloj en la sala marca las seis de la tarde, el momento preciso donde ha colgado su chaqueta y ha comenzado su ritual; Se tiende en el sillón de siempre, su copa ya lista. Un whisky Johnnie Walker etiqueta azul, un compendio de mezclas exquisitas creadas el siglo 19, que solo en la soledad de su cuarto él solía disfrutar... la música lo envuelve, su disco favorito Concord de Modern Jazz Quartet y su pista preferida la numero cinco, Softly, as in a Morning Sunrise, ya comienza a sonar. Afuera la ciudad sigue su curso, aletargado ya de tal manera que le es imposible conversar consigo mismo, se endereza y dirige sus pasos hacia el balcón, una serie de acontecimientos son el paisaje que se recrean ante sus ojos. El trafico incesante, autos vienen autos van, el kiosco en la esquina de la calle atestado por algunos estudiantes con la prisa urgente de unos cigarrillos evidenciando el delito de comprar con uniforme y salir raudos para poderlos fumar, una jauría de perros tras una hembra coincide de alguna manera con el deseo de los amantes del paradero que sin importar el público dan rienda suelta a su lujuria en la esperanza de un nuevo encuentro para consumar el deseo que los llega a quemar, el carabinero autoridad máxima en la calle distraído por un par de piernas estilizadas que se dejan ver tras un vestido de una hermosa dama que en la esquina comienza a cruza. Absorto en el paisaje disfruta de la brisa que acaricia su cara y su copa con algunas gotas ya a punto de terminar, incapaz de apagar el cigarrillo la oscuridad lo empieza a rodear, pierde su lucidez, su perspectiva de vida se nubla, se pone de manifiesto la locura, los acordes del jazz comienzan a retumbar. Sin modificar su forma ni su estilo se abalanza a la baranda del balcón y acompañado del doloroso silencio, el vacío lo espera como un pozo para perderse en el cemento y no encontrar su caudal. A partir de ese momento todo se transforma en un caos, el carabinero corre a ver qué ha pasado, los estudiantes llegan de prisa, la mujer enmudecida tras tan dramático evento, los amantes se reúnen en miradas de cenizas y asombro por lo sucedido, los perros con un aullido de lamento al lado del cuerpo anuncian ya el final y en la magia del túnel, ve pasar su vida en un aliento, sonríe ante tan enardecido, público, es la última escena de su vida que se extingue, llego la hora de bajar el telón.

Fin

EL PROSTIBULARIO DE LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora