CAFÉ CON SANGRE

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—Por qué no dejas de quitar aire a los demás, déjanos vivir, déjala en paz, hazte un favor, deja tu patética vida y disparate en la cabeza, no creo que alguien te extrañe después de todo.

Tome mi billetera, deje dos billetes en la mesa para pagar los cafés tome mi abrigo y me fui caminando lentamente, busque mis cigarros y mientras trataba de encenderlo, un seco disparo sonó muy cerca de mí, la chica del café grito y quedo en estado de shock por ver a un cliente dispararse en la cabeza.

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EL PROSTIBULARIO DE LA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora