Abrió el inmenso armario de su habitación y sacó el vestido más hermoso y lujoso que el archiduque Riven le había obsequiado, se puso las mejores joyas y subió a la carroza ducal, mientras se dirigía a cumplir con su deber, intentaba no llorar, debía ser fuerte, no solo su vida dependía de lo que haría ese día. Aún tenía frescas las palabras de la vizcondesa Sonia en su cabeza: las amenazas que era tan capaz de cumplir. Si ella aceptaba la propuesta de Thillbert, se casarían, pero el perdería su señorío y a donde fueran, Riven se encargaría de que nadie les concediera ni un trozo de tierra para vivir, y Sonia no los dejaría en paz nunca, estarían solos contra su poder. Porque, ¿quién los defendería? Era obvio que no podría pedir la ayuda de nadie. Después de rechazar la propuesta de matrimonio del archiduque, nunca tendría derecho a pedirle nada a nadie, pues todos temerían granjearse su odio.
Y encima Thillbert se moriría de hambre antes de pedir ayuda a alguien ¡era tan orgulloso! A ella no le daba miedo la pobreza, pero la idea de verlo sufrir, pasar necesidades, perder todo por lo que había trabajado tan duramente toda su vida. Ver a Thillbert dejar el linaje, la herencia y el honor de su familia; verlo padecer lo que nunca había padecido le espantaba. Y Otto, su buen amigo, que hace unos días le había dicho que nunca había sido tan feliz como ahora, que se sentía tan seguro de su estabilidad bajo el amparo de Riven, que hasta estaba pensando en casarse con aquella linda y buena mujer que lo había entusiasmado. Estaba segura que él la seguiría junto con Thillbert, era tan buen amigo que seguro compartiría su destino.
Y Riven... Aunque Aleksa pensaba que él era noble y bueno, supo que como cualquier hombre no soportaría el despecho de verse abandonado cuando todos daban por hecho su compromiso. ¿Cómo podría ser tan ingrata con él? Él que había sido la luz de su mente y la había transformado en una dama, que le había dado techo, que la había protegido, y la amaba tanto que incluso aceptaría la muerte si venía de sus manos... No, no podía seguir, demasiadas vidas dependían de ella, demasiada felicidad sería disuelta por ella si no seguía. Pero ¿cómo podría hacerlo? Cada vez que pensaba en ello sentía que se le prensaba el corazón. Entonces lo supo: usaría el dolor que en ese momento sentía, eso que la destrozaba.
Usó el maquillaje del dolor y endureció su rostro y sus ojos.
Llegó a la hacienda, Thillbert salió a recibirla, por un momento flaqueó: quiso correr, abrazarlo, besarlo y decirle que no le importaba todo lo demás, que era egoísta, que lo único que ella necesitaba para ser feliz era estar con él, que le daba lo mismo que el mundo se hiciera pedazos, si estaban juntos. Pero no lo hizo. Intentó ser lo más fría posible y no fue su encuentro. Thillbert se acercó extrañado por su comportamiento y su vestuario, pero no dijo nada. Fue a ella, la abrazó con todas sus fuerzas y le dijo:
- Llegaste al fin, no me importa nada, ya todo está arreglado: mi mayordomo irá a darle aviso a la vizcondesa de mi renuncia al feudo. Vendrá, reclamará los títulos y cuando se los hayamos dado nos iremos.
Aleksa se sintió flaquear otra vez al oírlo hablar con tanto convencimiento y vehemencia, y sus ojos, sus hermosos ojos temblaban de tanto amor, amor por ella. Y entonces lo hizo: debía corresponder a ese amor. Si él era capaz de renunciar a todo, a su vida por ella, ella sería capaz de renunciar a él, que era todo para ella, a él que era su vida.
- No voy a ir contigo- dijo ella con acento frío
- ¿Qué dijiste?- preguntó Thillbert sorprendido
- No voy a ir contigo- repitió ella con voz fuerte.
- No es momento para bromas Aleksa, ¡esto es serio!- exclamó él
- ¡Claro que es en serio!, Thillbert, mírame- le dijo mientras paseaba en el patio girando su vestido, su belleza y sus joyas.- Hoy caminé por el castillo de Riven, me probé todos mis trajes y use mis joyas, y me di cuenta que jamás volvería a tener nada parecido.
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LIRIO SALVAJE
Historical FictionUn amor cálido, vital e inverosímil nacido entre dos seres aparentemente distintos, pero con las mismas ganas de ser amados, los mismos sueños y la misma fuerza para luchar por lo que saben que merecen... Este es mi primer intento por escribir una...