Aleksa estaba confundida y asustada: no entendía por qué razón estaban Thillbert, las Thurn y Riven juntos en el mismo recinto. Supuso que debía tratarse de algo grave porque Paulus y el padre Charles también hacían parte de la discusión, cuando los vio salir de la biblioteca ambos llevaban papeles en las manos y expresión severa en sus rostros; impulsivamente decidió intentar entrar a la biblioteca, no tenía nada que perder, y si tal vez tenía suerte, Riven la dejaría quedarse. Se acercó con el corazón brincando dentro de su pecho, tocó suavemente la puerta y un preocupado archiduque abrió, al verla su rostro se relajó un poco, salió y cerró la puerta tras de sí. La miró con amabilidad y Aleksa aprovechó para preguntar:
- ¿Qué está sucediendo Riven? ¿Por qué están las señoras Thurn y el señor von Steinmeier en la biblioteca?
Un gesto de preocupación volvió a aparecer en el bello rostro del hombre, y sin darle largas al asunto, le contó acerca de la acusación contra él y los documentos que supuestamente probaban su culpabilidad. Al oírlo Aleksa se llenó de pánico, sabía bien que la condena por conspiración contra el archiduque, regidor del territorio, cuya familia tenía la venia y gracia del emperador, podía ser la cárcel o la muerte. Casi quiso llorar de angustia pero recordó que debía disimular ante Riven, con algo de miedo la chica le pidió que la dejara estar presente, él se extrañó ante su petición pero accedió aunque con algo de reserva. Entraron juntos a la biblioteca, y de solo verlo ahí sentado con el rostro serio y el ceño fruncido, sintió que las piernas le fallaban; se aferró a Riven para no caer, mientras el corazón se le subía a la garganta, Riven la miró con sospecha, pues desde que la conoció nunca la había visto tan nerviosa, de inmediato supo que la chica algo escondía...
Repentinamente Thillbert levantó la mirada y la vio fijamente: el odio que esos ojos reflejaban era infinito y la lastimó como cientos de fragmentos de cristal quebrado. Sonia también la miró y aunque estaba muy asustada, una parte de sí se sentía satisfecha porque sabía que esa maldita sufría igual o más que ella. Thillbert se sentía en medio de una pesadilla: como si no fuera suficiente con estar acusado de conspiración, ahora tendría que soportar ver a la mujer que aún amaba. Verla con el hombre que ella amaba fuera por la razón que fuera... y no era precisamente él. No pudo evitar recordar todos los momentos que compartieron, desde la primera vez que la vio luchando con Otto hasta la noche aquella que le propuso matrimonio; su orgullo se doblegó por un instante y quiso levantarse, abrazarla y besarla con toda sus fuerzas y gritar a los cuatro vientos que a pesar de todo él la seguiría amando hasta el fin de sus días, pero luego recordó su traición y su cruel abandono, y mandó al diablo su infantil impulso.
Aleksa intentaba sin éxito no ser tan obvia al mirarlo, pero ese rostro siempre lograba robarle toda su atención, y de paso la calma. Respiraba agitada y se movía por el recinto con una extraña torpeza, sintió la inquisidora mirada del archiduque sobre sí, tragó en seco y apartó sus ojos de Thillbert pues la atención que le prestaba se hacía cada vez más notoria. Riven la invitó a que se sentara a su lado, ella accedió algo apenada y ocupó una silla que estaba cerca del escritorio. Adivinó la angustia que de seguro lo atormentaba, deseaba con toda su alma poder acercársele y decirle lo que en realidad su corazón sentía, consolarlo y acunarlo en sus brazos así como él lo había hecho tantas veces a la orilla del arroyo durante sus encuentros de medianoche. La tensión que se respiraba en el ambiente era tan densa que hasta se podía cortar con tijeras, todos estaban nerviosos y expectantes y de cuando en cuando volteaban hacia la puerta en espera de Paulus y el padre Charles.
En el despacho contiguo Paulus y el padre analizaban cuidadosamente el contenido de los pergaminos: el lenguaje utilizado, el tipo de información que manejaban, a quienes iba dirigida e incluso el estado de los documentos; la tarea consistía en determinar si el documento era genuino o una falsificación. Finalmente concluyeron que la documentación era genuina, pero también que los documentos eran pliegos envejecidos, muy lejanos al tiempo en que supuestamente fue planeada la traición. Luego pusieron especial atención en la caligrafía, con lupa en mano compararon la rúbrica del papel firmado que recogieron en la biblioteca con la usada en los documentos, luego hicieron un estudio de línea de base de la documentación: el tema central y una descripción de las condiciones del archiducado previa a la ejecución de la traición.
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LIRIO SALVAJE
Fiksi SejarahUn amor cálido, vital e inverosímil nacido entre dos seres aparentemente distintos, pero con las mismas ganas de ser amados, los mismos sueños y la misma fuerza para luchar por lo que saben que merecen... Este es mi primer intento por escribir una...