LIRIO SALVAJE

CAPITULO XII : EL GRAN BAILE

Aquella misma noche mientras cenaban Riven le contó acerca de una idea que tenía en mente desde hace tiempo: quería ofrecer un gran baile para los más importantes miembros de la nobleza y los hacendados de la ciudad, le dijo que sería la oportunidad perfecta para mostrarle al mundo la maravillosa transformación que había tenido lugar en su persona. Estaba tan entusiasmado hablándole de los detalles que no notó que en los ojos de la chica se veía una expresión de tristeza muy profunda, ella agachó la mirada y no dijo una palabra; el joven la vio y le preguntó:

- ¿Pasa algo? ¿te sientes bien?

Aleksa seguía con la cabeza gacha y no se atrevía a decir lo que estaba pensando, pero Riven insistió, así que con mucha vergüenza pero directa como siempre dijo:

- No estoy segura de que sea una buena idea, como bien sabes hace poco sepultamos a mi padre y además temo que cuando los demás se enteren me consideren una perdida por vivir contigo sin estar casados, pensarán que la naturaleza de nuestra relación es otra. Pero estoy sujeta a tu voluntad, lo que decidas está bien para mí.

- ¿Desde cuando haces caso a las habladurías de la gente? Quiero hacer ese baile precisamente para que todos vean lo valiosa, inteligente y bella que eres, no debes agachar la mirada ante nadie porque lo que hacemos aquí no tiene nada de malo, ¡al diablo con lo que los demás piensen! Siéntete orgullosa de ser como eres así como lo hago yo bello lirio.- le respondió él

"Bello lirio"... hacía mucho tiempo que no le decía así y se sintió dichosa al oírlo, pensó que tal vez él tenía razón, mientras tuviera tranquila su conciencia y se sintiera cómoda y feliz con lo que hacía, poco importaba lo que pudieran decir de ella así que finalmente sonrió y exclamó:

- Está bien, ¡pero nunca he estado en un baile elegante así que tendrás que enseñarme bailes de salón también!

Casi un mes después de esa noche las lecciones de Aleksa concluyeron, así que ese baile sería algo así como la celebración por su exitoso aprendizaje; pero en secreto Riven deseaba transmitir otro mensaje a todos sus invitados: quería que vieran a la dulce chica que había elegido para convertirse en su esposa. Mandó imprimir las bellas invitaciones a Berlín y quería ir personalmente a buscarlas, le pidió a Aleksa que lo acompañara y así ella podría aprovechar para comprar un vestido nuevo para tan magna celebración, la chica lo miró asombrada y le dijo:

- Pero Riven, en el guardarropa tengo muchos vestidos que ni siquiera he estrenado, estoy segura que cualquiera de esos me servirá.

Pero él era terco a morir, e insistió que ese día debía lucir esplendorosa y que solo en Berlín podría conseguir el atuendo adecuado para la ocasión; Aleksa suspiró resignada y le pidió que por lo menos permitiera que Otto fuera con ellos. Riven aceptó porque durante todo ese tiempo el alto hombre se convirtió en un amigo leal y confiable, y como invitado al baile él también debía buscar un traje elegante. A la mañana siguiente partieron de madrugada a la gran ciudad, los caminos seguían igual de insufribles y después de muchísimas horas de tortura finalmente llegaron; los tres fueron a buscar las invitaciones y de ahí acompañaron a Otto a comprar su conjunto.

Después de comer en un fino restaurant se dispusieron a buscar el vestido de Aleksa, llegaron a un almacén con enormes vitrinas donde se exhibían los trajes más lindos y finos de la ciudad. Riven habló durante un momento con el dueño y este mandó a uno de los empleados a buscar una gran caja atada con cintas; llamó a la chica y le mostró un hermoso vestido, blanco como la nieve que cubría los campos durante el invierno: tenía un bello corsé adornado con pedrería, encaje y unas mangas cortas que caían debajo de los hombros, la falda era acampanada y con tres capas de tela, cada una más larga que la anterior y rematadas con fino encaje en los bordes. Al verlo Aleksa se impresionó muchísimo, tenía la boca abierta ya que aquel vestido era un sueño hecho realidad, al ver su cara Riven le dijo: