XLIV. Sahar

586 68 2
                                    

«¿Se puede confiar en la promesa de un muerto?»

Por desgracia, Morfeo quiso acabar de rematar la faena con uno de sus sueños.

Este era una única imagen. La había visto muchas otras veces cuando dormía pero ahora era más definida y clara, más real.

Un rostro familiar enmarcado por una cabellera negra me miraba con una sonrisa triste.

Yo sentía ganas de gritar: sabía qué estaba viendo pero no podía evitarlo.

"Otra vez, no" pensé en lo más profundo de mi subconsciente.

—Volveremos a vernos —dijo él clavando sus ojos dorados en mí—, te lo prometo.

Por primera vez en mi larga vida, el sueño se cortó ahí. No pude llegar a ver cómo moría y cómo sus ojos se ponían en blanco.

Por eso mismo y por el giro que habían dados los acontecimientos, tuve la sensación de que Kal estaba más cerca que nunca de cumplir su promesa.

—Volveremos a vernos...

Antorchas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora