CAPÍTULO 28: HOSPITAL PSIQUIÁTRICO

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Gray Fullbuster

Abrí los ojos con pesadez, pero ni siquiera me molesté en moverme de la cama donde estaba, me daba igual, cualquier sitio era mejor que estar cerca de Lyon. No podía ver bien y mi cuerpo estaba demasiado cansado para moverse. Me giré quedando de lado y no me volví a mover, miré la habitación, blanca y luminosa, sin muebles ¡Tampoco me hacían falta! Incluso en su sobriedad, el poder tener una cama decente, me era suficiente tras un mes en aquel colchón del suelo ¡ya todo me daba igual! ¿Se preguntaría alguien por mí? No lo creo, puede que ni supieran que ya no estaba allí.

Una enfermera pasó por la puerta y miró, pero siguió su camino cuando me vio tranquilo ¡Supongo que había aprendido la lección muy bien desde la última vez! Si no montaba escándalos pasarían de mí. Quizá no fuera tan malo acabar mis días en esta cama, por lo menos, no me habían atado como la última vez con las correas, aunque podía verlas colgando desde el colchón.

Escuché un grito que venía de fuera, creo que era una mujer y cogí la sábana para cubrirme entero con ella ¡Este sitio me daba miedo! Todos me daban miedo, sus enfermeros con las jeringuillas, las drogas que nos daban para calmarnos, la gente completamente loca que nunca sabías como iban a reaccionar...

No sé el tiempo que pasó, pero me aburría, estaba allí tumbado completamente quieto, con las lágrimas a punto de salir y no era por el lugar, era porque no tenía nada que hacer excepto pensar... y recordaba todas y cada una de las discusiones con Natsu, recordaba las palabras que había utilizado en mi contra, todo lo que llegó a pensar de mí, como me ignoró y como me abandonó y dolía, dolía mucho saber que a alguien a quien yo consideré importante en mi vida, a alguien a quien quise regalarle mi virginidad ahora... yo no le importaba nada.

No hizo nada por mí cuando las cosas iban mal y es que es muy fácil ser bueno y dar cosas cuando van bien, pero cuando se ponen difíciles, me dejó aquí tirado, como a un perro a quien ya no quieren por haber crecido demasiado y lo tiran a la calle. ¡Ya debería estar acostumbrado! Todas las personas me abandonaban, mis padres, las cinco familias de acogida, Ur, mi hermana que se había ido a estudiar lejos y ahora Natsu.

Una de las enfermeras entró y se situó cerca de mí, pero yo no me moví. Dejé que me inyectase lo que quiso y ni siquiera le demostré el dolor por la jeringuilla cuando entró. Creí que se marcharía después de eso, pero no lo hizo, se quedó y me miró atentamente. Le vi coger una silla y sentarse a mí lado.

~ ¿Estás bien? – me preguntó.

~ Sí – le dije – todo lo bien que se puede estar aquí dentro, sólo me aburro un poco.

~ Si me prometes que te mantendrás tranquilo... puedo traerte algo para que te entretengas – me dijo.

~ Lo prometo – le comenté sin mirarla.

Se levantó para marcharse y cuando volvió, me trajo un cuadrado de Rubik. ¡Nunca había tenido uno! Pero un compañero antiguo de clase se pasaba el día intentando resolverlo. Yo ni siquiera entendía cómo funcionaba. Levanté la cabeza movido por la curiosidad aunque no me levanté de la cama, no tenía sentido. Alargué un brazo hacia la enfermera y lo cogí.

Lo miré detenidamente ¡Era extraño! ¿Se supone que tenía que unir los colores en una misma cara? Moví la primera pieza y la enfermera no se movió de mi habitación hasta que no comprobó que iba a quedarme tranquilo y no utilizaría el objeto como un arma ¿Cómo si hubiera sido muy eficaz? ¿Pretendían que me escapase lanzando el cuadrado a la cabeza de todos los médicos y guardias de seguridad? Porque con mi puntería... no acertaría a nadie.

Enamórame (Fairy Tail, Natsu-Gray, Jellal-Loke, Sting-Rogue)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora