CAPÍTULO 59: AMENAZAS

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Jellal Fernándes

Hoy tampoco fue uno de esos días en los que podía dormir mucho, seguía teniendo pesadillas y encima ahora... mi mente pensaba en varias cosas, una en como decirle a Gray que creía... que era mi hermano biológico, al menos por parte de padre ¡que era un cabrón! Y en segundo Loke que me estaba volviendo loco, ¡odiaba que me controlasen! Y desde luego en el cementerio yo era quien había perdido el control, acabé con Loke encima de mí besándome como él quiso y lo odiaba, porque siempre era yo quien decidía quien me besaba, cómo, donde y cuando.

Odiaba que me controlasen por una sencilla razón, porque lo habían hecho durante mucho tiempo en mi infancia, odiaba a mi padre por todo lo que me había hecho y por supuesto... odiaba que alguien, fuera quien fuera... pudiera volver a tener el control sobre mí y eso... incluía a Loke.

La vida me había enseñado una lección muy dura, sólo hay dos clases de personas, las que dominan y las que se dejan dominar y ya había probado la segunda... jamás volvería a dejarme dominar, no volvería a dejar que hicieran conmigo lo que quisieran, me propuse desde pequeño ser fuerte e independiente y lo había conseguido... Incluso había conseguido tener en la palma de mi mano a Laxus haciendo todo lo que yo quería, no iba a venir ahora un niño rico y pijo como Loke a demostrarme que me podían dominar de nuevo, porque no lo iba a permitir. Yo ya no era aquel niño asustado, había crecido y sabía defenderme y por supuesto no quería que Gray pasara por lo mismo que tuve que pasar yo, por eso me empeñé en enseñarle a defenderse. Aunque también esperaba... que no sacara el carácter tan agrio que tenía yo con la gente, porque él no era solitario como yo, el tenía gente a la que le importaba y eso... no quería que lo perdiese.

Cuando iba a salir de casa, sonó el teléfono fijo y lo cogí, mi sorpresa fue encontrarme la voz de mi padre al otro lado e incluso antes de que pudiese hablar, colgué. No había hecho nada más que colgar y volvió a sonar. Dudé si cogerlo o no y noté como temblaba mi mano, ni siquiera sabía como había conseguido mi teléfono o mi dirección.

~ ¿Qué quieres? – contesté el teléfono de mala manera.

~ A ti – me dijo de golpe y me tensé – y a tu hermano

~ Mi hermano está muerto – le dije muy tenso intentando evitarle el tema de Gray pero él empezó a reírse y volvió a cambiarme el tema.

~ Ese no, el otro.

~ Yo no tengo más hermanos – le dije intentando volver a desviarle de Gray.

~ No intentes jugar conmigo Jellal, es muy sencillo... tú o él, pero quiero a uno de los dos, si tú no decides, lo haré yo – me dijo colgando.

Mi padre nunca hablaba en broma y sabía perfectamente de lo que era capaz, porque le aguanté durante años hasta que decidió abandonarnos... y aquello fue lo mejor que pudo pasarme en la vida, que se largase. ¿Cómo iba a pararle ahora? La última vez lo hizo mi hermano y acabó muerto, también intentó pararle uno de servicios al menor y también estaba enterrado ¿Quién nos ayudaba ahora? Porque todo el que se enfrentaba a Silver... moría.

¿Gray o yo? ¿Qué decidir? Dejar al chico huérfano que no había conocido la crudeza de su verdadero padre expuesto a lo más sádico que podía encontrar o ir yo de nuevo a él. No sé si podía salir de esta otra vez ¿A quién pedir ayuda? No lo sabía, no podía, yo estaba solo.

Salí de casa para ir al trabajo y cuando llegué al aparcamiento para coger el coche, me di cuenta de que algo no iba bien, reduje el paso y miré tras mi espalda por si llevaba el arma reglamentaria de bajo calibre detrás ¡pero no estaba! La habría metido en la bolsa seguramente y no me gustaba el camino que tenía hasta el coche ¿y si me daba media vuelta? Saqué el móvil del bolsillo y llamé a Erza, más que nada a ella porque vivía enfrente, no tardó en contestar.

Enamórame (Fairy Tail, Natsu-Gray, Jellal-Loke, Sting-Rogue)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora