Contra Mafias ©

48. Despertar

Addison Fray.

Tenia mis ojos cerrados no los quería abrir, encerio no los quería abrir, escuche entrar a los chicos pero no los abría, no quería ver los.

Quería él calor de Alec, pero igual algo lo rechazaba.

Sentía incomodidad en mi vientre, me sentía vacía, realmente no quiero que nadie me vuelva a tocar.

Empecé a recordar ese maldito día, en él que Daniell prefirió ir a buscar su maldito dinero.

Escuche de nuevo él sonido de la maquina y desperté.

Al fin lo hice, desperté.

Me senté en la camilla.

—¿estas mejor?—pregunto él.
—lo estare—dije.

Me quite la intravenosa, los cables y me levante, él piso estaba horriblemente frío.

Comencé a buscar mi ropa, no la encontré.

—Espera—dijo el—Aidden—grito.

Camine unos pasos y me dolía él vientre.

—cuidado—dijo Alec.

Aidden entro y me dio una bolsa, me sonrio levemente.

Quería sonreír le pero mis labios estaban fríos y entumidos.

—¿tienes un cuchillo?—pregunte.

Mi voz se escuchaba diferente.

—¿Para que?—pregunto.
—Lo último que quiero en estos momentos es matar me, puedes confiar—dije.

De su bota saco una daga y me la dio, entre al baño, deje las cosas en una pequeña mesa y me vi en él espejo, estaba pálida, ojerosa, mis labios secos, realmente parecía enferma.

Me veía muerta, me Sonreí, pero era la sonrisa más falsa que me había regalado.

—Lo lamento mucho reina, realmente perdón—me dije.

Me quite él pedazo delgado de tela color azul y vi una cicatriz, pero era diferente. Estaba en mi vientre.

—¿cuando sucedió esto?—pregunte.

Recordé los dolores, la sangre, intente llamar a Daniell y todo se puso borroso.

Desperté del recuerdo.

Comencé a vestirme.

Me lave la cara, tome la daga y corte mi cabello, un poco más arriba de mis hombros.

—Ahora si eres tú—me dije.

Salí del baño y Aidden estaba mirando a Alec y no me podía mirar.

Había pasado algo malo.

—¿Que paso?—pregunte.
—Mataron a Skyler—dijo Alec.
—Maldición—dije.

Aidden apretó sus labios y eso confirmo mis dudas, algo más paso.

—Voy por tus zapatos—dijo Aidden y salio.

Lo vi salir de la habitación.

—Sientate—dijo Alec.
—Estoy bien—dije.
—La noticia que te voy a dar requiere que lo hagas—dijo.