Capítulo 25

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La cara de mi padre no tenía descripción, la vergüenza me estaba matando pues no quería que mi padre se enterará de esa forma y por la expresión de su rostro se podía saber que no estaba muy contento por lo que veía, en mis adentros desee desaparecer, pero lamentablemente no tenía el poder de invisibilidad.
Con tono autoritario y con voz totalmente aguda solo nos dijo:

- Vallan a dormir, mañana tenemos de que hablar - me observó fijamente y yo solo asentí, solté la mano de Diego y me dirigí a mi cuarto sintiendo tanta vergüenza. Las chicas no notaron cuando entre a la habitación así que con cautela me recosté en mi cama, entre pensamientos de alegría y a la vez con un poco de preocupación me sumí en un profundo sueño.



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Al día siguiente las chicas se marcharon en eso de las 10:00 a.m. nos despedimos y quedamos en vernos pronto, no les quise contar nada de lo pasado a mitad de la noche pues tenía algunas cosas que arreglar primero y tampoco quería que sus gritos alarmaran a todos en la casa ya las conocía lo suficiente como para saber su reacción. Pasaban los minutos y yo no tenía el mas mínimo deseo de salir pues sabia que mi padre estaba en la casa y por lo que pasó en la madrugada no podía verle la cara, pero por otra parte quería salir y ver a Diego aunque exactamente no sabia como debía tratarlo o que decirle de ahora en adelante era una completa novata en eso de amor aunque había estado con uno que otro chico anteriormente no se le podía llamar noviazgo o relación más bien cosas de niños.

Me desplome en la cama y suspiré, creo que pensar tanto me iba a poner más loca de lo que ya estaba, me dieron las doce del medio día y yo apenas había comido galletas y leche que tenía en la habitación, me estaba muriendo del hambre pues sentía que eso no me había caído ni en una muela en verdad no soy como esas chicas que dejan de comer cuando se enamoran yo me como una vaca si hay que comérsela, pero pensar en encontrarme a mi padre en la casa y que me hablara del tema no me emocionaba mucho, por lo que prefería encerrarme.

Por otra parte, ya me había bañado tenía un capri gris y una blusa blanca holgada y como me había mojado el pelo al bañarme lo había dejado suelto, lo único que necesitaba era salir a comer; después de pensarlo un rato decidí arriesgarme y baje las escaleras con cautela rogándole a Dios que mi padre no estuviera por esos lados y para mi suerte la mesa estaba vacía y e la cocina tampoco había nadie, traté de hacer el menor ruido posible y comencé a ver que había de comer e inmediatamente capté los envases con comida, pase una lengua por mis labios saboreando antes de el moro de gandules con pollo frito y ensalada verde que estaba frente a mi, no lo pensé dos veces para comenzar a servirme una porción de cada cosa. Cuando iba a acercarme a la mesa escuche un susurro en el pasillo, era la voz de mi padre y la de Gabriel.

- No se como manejar esta situación, creo que tendremos que decirle a Diego que no podrá estar mas aquí - habló mi padre y mi corazón comenzó a latir a mil, pues solo escuchar que Diego no estaría mas en la casa me hacia mal, no podía permitir que algo así pasara - yo le prometí a Sabrina que iba a cuidar a Scarlet y eso haré.

- Bueno si quieres mi opinión, yo creo que a Scar le gusta mucho Diego y no me gustaría verla triste por cosas como esas... Pero si quieres yo puedo estar más al pendiente de ellos de ahora en adelante para que no cometan cualquier locura.

- No se Gabriel... No se - se escucho pensativo y yo le pedí internamente a Dios que mi padre escuchara a mi hermano - Pero voy a pensarlo, yo tampoco quiero ver a mi Scarlet triste...

- Piénsalo bien, ahora tengo que salir ya sabrás como hablarles - concluyó Gabriel.

En ese momento comencé a alejarme de puntillas en dirección hacia mi habitación, para hacerme la que no escuchó nada pero al darme vuelta quedé frente a frente con Diego, mi corazón se detuvo por un segundo y él sin darme tiempo a pensar me dio un beso tierno en los labios y me susurro un buenas tardes bastante cerca para sentir él cálido arroma que salia de su boca, le devolví un buenas tardes toda sonrojada, por lo que baje mi mirada para que él no lo notara y miré el plato de comida que me había servido el cual hasta ese momento había olvidado que llevaba en las manos.

HASTA QUE LLEGASTE TÚ (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora